El piloto neerlandés Max Verstappen (Oracle Red Bull Racing) ganó este sábado el Gran Premio de Baréin de Fórmula 1, primera cita del Campeonato del Mundo, y exhibió su estatus de vigente campeón al acabar muy por delante de su compañero de equipo, el mexicano Sergio Pérez, mientras que el español Carlos Sainz (Ferrari) logró el tercer puesto.

El otro español en parrilla, Fernando Alonso (Aston Martin Aramco), concluyó noveno y rebajó ciertas expectativas generadas en días previos. No en vano, luchar por el podio se convirtió en una misión difícil en cuanto el británico George Russell (Mercedes) se inmiscuyó entre los dos coches de Ferrari y los bólidos de McLaren, igualmente peligrosos en Sakhir.

Verstappen comenzó su nueva defensa del título disipando dudas. Ya en la víspera, consiguiendo la 'pole position', había dado una ración de realidad a muchos escépticos. Y este mismo sábado, con el arranque del calendario para el 'Gran Circo', el neerlandés dominó de principio a fin en las 57 vueltas competidas sobre el Circuito International de Baréin.

La salida podía amenazar al tricampeón del mundo, pero su RB20 parece de momento tan fiable como el monoplaza del 2023. Verstappen salió bien y aguantó que el monegasco Charles Leclerc le enseñase el morro de su Ferrari. Por detrás, un formidable 'Checo' Pérez superó a Sainz, quien bajó a la quinta plaza a la vez que Alonso se ponía a su rebufo.

Entonces el otro Aston Martin, con Lance Stroll al volante, recibió atrás un golpe del alemán Nico Hülkenberg (Haas), pasado de frenada en la primera curva. Aunque el canadiense hizo un trompo por ese toque, nada pasó a mayores y la atención se centró en cómo el británico Lando Norris y el australiano Oscar Piastri perseguían a los dos españoles.

Desde su liderato, Verstappen fue ajeno a esa batalla y también al adelantamiento de Russell a Leclerc durante la vuelta 3, para colocarse segundo y beneficiarse así de los nervios en el monegasco. Tres giros más tarde al circuito, Alonso encontró problemas para usar su DRS y fue rebasado por ambos McLaren, primero por Norris y luego por Piastri.

Atacó Pérez en la vuelta 7, a raíz de que Leclerc tampoco luciese el DRS, y Sainz se acercó mucho. Varias bloqueadas de neumático delantero había protagonizado el piloto del Principado, que avisó por radio a su garaje de problemas en la estabilidad de su coche, desviado hacia el lado derecho a la vez que el madrileño estaba casi encima suyo.

Hubo salida de trazada del estadounidense Logan Sargeant (Williams) en la curva 4 durante la vuelta 10, y justo en la siguiente Sainz adelantó a Leclerc. En esa zona noble de la parrilla, Pérez rebasó a Russell en la vuelta 15, después de haber hecho justo una vuelta antes su primera parada en 'boxes' para poner un juego de neumáticos duros.

En este contexto, el mexicano cogió ritmo rápido y estiró su ventaja respecto al británico. Y al inicio de la vuelta 17, Sainz recuperó en pista la posición que había perdido en 'boxes' ante su compañero de escudería. Se tiró con todo el madrileño, quizá enrabietado por todo lo ocurrido en torno a su adiós a Ferrari, y además en la vuelta 18 relució con otro adelantamiento, a Russell, para situarse tercero.

Quedaban dos tercios de carrera y, sin embargo, las grandes peleas ya se habían librado. Se tuvo que ir el británico Lewis Hamilton (Mercedes) por una escapatoria en la frenada de la curva 10 durante la vuelta 28, pero sin repercusión porque Alonso a esas alturas ya estaba lejísimos de quien conducirá un 'cavallino rampante' a partir de 2025.

Reacción de Ferrari

En las vueltas 35 y 36, primero Leclerc y luego Sainz, precisamente pararon los Ferrari en 'boxes' con la esperanza de exprimir un nuevo juego de ruedas. A pesar de que no le funcionó al madrileño, sí que el monegasco ascendió hasta la cuarta plaza gracias a que, en la vuelta 46, Russell cometió un fallo justo en la última curva y cedió terreno.

De ahí a la conclusión, solo un rifirrafe sano entre el danés Kevin Magnussen (Haas) y el australiano Daniel Ricciardo (Visa Cash App RB) animó un Gran Premio que sirvió para que Verstappen obtuviera su triunfo número 55 en la F1, octavo seguido al juntar 2023 y 2024, y para que Sainz demostrase que no quiere desperdiciar su último año en Ferrari.