Brasil es sinónimo de «fútbol» y de «Mundial», aunque las nuevas generaciones no logran adivinar por qué. No levanta un Campeonato del Mundo desde hace 22 años y hace tiempo que la 'europeización' de sus engranajes (futbolistas incluidos) convirtió su fútbol en algo vulgar, del montón, basado en la inspiración individual y en chispazos personales en lugar de la habitual 'samba' colectiva.
La pasada madrugada, ante un Chile-Brasil, el país que vive el fútbol como parte inseparable de su folklore se asomaba a la televisión con inusitada preocupación. «¿Un Mundial sin Brasil?», titulaban todos los periódicos del mundo. Aún se trataba de la novena jornada de las 18 que juegan los países de la Conmebol para lograr su plaza en el próximo torneo (Norteamérica 2026)… y este año Sudamérica podría tener a siete representantes (seis plazas directas más 'repechaje', como allá llaman a la repesca).
Bagaje insuficiente
Con el aumento de plazas, hasta 48 por primera vez en la historia, FIFA no quiere que nadie (de los 'gordos') se quede fuera de la competición. Una hipotética ausencia de Brasil sería la mayor sorpresa en la historia de los Mundiales: es la única selección que los ha jugado todos (las 22 ediciones), la eterna favorita, la única con cinco títulos. Sus participaciones se cuentan en 76 victorias sobre 114 partidos, frente a solo 19 derrotas (y 19 empates) con un bagaje de 237 goles marcados.
Esas 'nuevas generaciones' contemplan la grandeza de Brasil como un episodio más en los libros de historia antigua: de las últimas cinco citas, únicamente alcanzó unas semifinales… y fueron aquellas dolorosas de 2014, cuando era el país anfitrión y precisamente Alemania (campeona a la postre) le endosó el histórico 1-7 de Maracaná. En los otros cuatro Mundiales, la 'canarinha' no pasó de cuartos de final: en la última cita, la de Qatar'22, cayendo en los penaltis ante Croacia.
De Tite a Dorival
Ese fue el partido que puso fin al ciclo de Tite al frente del equipo. El técnico que había llegado para devolver luz tras las muchas sombras acumuladas en la etapa de Dunga no pudo revertir el rumbo de un combinado intrascendente en lo futbolístico… aunque sí logró hacerlo tremendamente competitivo. En 81 partidos (arrancó en 2016) solo encajó seis derrotas frente a 60 victorias, un 80,2 por ciento de efectividad. El título de la Copa América de 2019 parecía un buen trampolín hacia la recuperación, pero dos años después Argentina le arrebató la corona: también en Maracaná (con un solitario gol de Di María) desestabilizó el proyecto ganador de Tite.
En medio del caos, un nombre empezó a sonar por encima de todos: el de Carlo Ancelotti. De hecho, fue 'anunciado' en julio de 2023… y en diciembre el italiano rechazó toda oferta. Representaba cierto orden en medio del caos. La tranquilidad en la tormenta y, al mismo tiempo, la opción de 'amaestrar' desde la perspectiva del técnico europeo a un grupo de futbolistas que habían perdido el concepto 'brasileiro' del 'jogo bonito': Ednaldo Rodrigues -quien había contactado y convencido a Ancelotti- dejó de ser presidente de la Federación y todo se rompió. 'Carletto' renovó con el Madrid y Brasil improvisó.
Dorival, técnico veterano y enamorado del fútbol de la 'canarinha' en contraste con el europeo, asumió las riendas en enero de este año y nada ha mejorado. Al contrario, Brasil vive la mayor crisis de su historia: caos institucional en la 'Confederaçao', intervención del estado e irregularidades electorales se suman a lo meramente deportivo, donde los nervios de una generación sin líder sobre el campo (la lesión de Neymar, cada vez con más cara de ex futbolista, ha penalizado) llevó a la 'seleçao' a Chile como un condenado al paredón: a los dos minutos, Vargas ya había hecho el 1-0.
Un respiro
Brasil llegaba como quinto clasificado, a ocho puntos de Argentina (líder), empatado con Venezuela (6º) con 10 puntos y con Paraguay y Bolivia (nueve cada uno) echándole el aliento en el cogote. Pero lo peor de todo eran las sensaciones… y los consiguientes resultados: había perdido cuatro de sus últimos cinco partidos y los aficionados la tomaron directamente en esas estrellas 'a la europea' (con Vinícius y Rodrygo a la cabeza) que no logran plasmar de 'verdeamarelho' lo que sí logran de blanco: 'Vini', que no ha viajado esta ventana FIFA por encontrarse lesionado, apenas lleva cinco goles en 35 partidos internacionales (únicamente dos teniendo en cuenta los duelos oficiales) y Rodrygo suma siete en 30.
Un recién llegado (Igor Jesús) empataba al borde del descanso y un actor secundario (Luiz Henrique) hacía el 1-2 en el minuto 89. Dorival salvaba un 'match ball' que amenazaba con destruir los cimientos de todas las creencias del fútbol tal y como lo conocemos: con Brasil jugando mundiales. Aún quedan nueve jornadas para reencontrarse con la tradición… o con la tragedia.