Queridas familias:
Con esta carta quiero dirigirme especialmente a vosotros, padres que estáis implicados en la educación de vuestros hijos, y que los acompañáis en el crecimiento en la fe y en la cultura. Ha comenzado el tiempo de matriculación y es el momento de apuntar a vuestros hijos en la clase de Religión Católica en los Colegios de Infantil y Primaria y en los Institutos de Enseñanza Secundaria y Bachillerato.
El Papa Francisco ha hablado muchas veces del papel imprescindible de los padres en el proceso educativo de los hijos. No olvidemos que la función del Estado, respecto a la educación de los niños y jóvenes, es una función subsidiaria, es decir, de ayuda a las familias; nunca el Estado podrá arrogarse una responsabilidad primera que está siempre en vuestras manos.
Por ello, como os decía al principio, os animo a que apuntéis a vuestros hijos a la clase de Religión Católica. Hay un crecimiento en la fe que se realiza en la parroquia, pero también hay un desarrollo del saber religioso cultural cuyo ámbito propio es el mundo de la educación. La escuela pone en relación un conjunto de saberes que contribuyen al desarrollo integral de la persona. Hoy más que nunca necesitamos trasmisión de valores que nos den apoyos para caminar en esta vida con fortaleza, ilusión y alegría. Y a esto contribuye, sin duda, la clase de Religión.
No quiero insistir más. Os animo de todo corazón a manifestar en los colegios la decisión de que vuestros hijos reciban clase de Religión Católica.
Y os felicito y doy gracias a Dios por vuestra preciosa tarea en la educación.