El fichaje de Mbappé no va a dejar resaca en el madridismo: va a ser un constante estado de embriaguez (en el mejor sentido) en el que los blancos caminarán sobre las nubes partido tras partido. Ahora bien, todo 'hit' tuvo siempre una 'cara b' y hay que buscarla, como el realizador de un partido de fútbol importante, pongamos una final, que sabe que cuando estalla el júbilo en un bando las imágenes de la derrota tienen tanta fuerza o más que las del éxtasis. En este sentido, el 'realizador' busca damnificados… y los focos apuntan a Rodrygo Goes.
El brasileño 'enseñó la pata' días después de la final de la Champions y días antes de la llegada de Mbappé. Un guiño al Manchester City («Sabíamos que eran mejores que nosotros. Para mí, es el equipo que mejor juega a fútbol») desató una mínima crisis en medio de un clima de euforia: ¿Se dejaba querer por Guardiola y los suyos? ¿Fue un 'ataque de sinceridad' como los protagonizados por Toni Kroos esta Champions, reconociendo que el gol anulado al Leipzig debió subir al marcador o que el árbitro debió dar continuidad a la última jugada del Bayern, anulada por fuera de juego?
Puede que fuera solo eso, un reconocimiento deportivo al rival más duro (y objetivamente superior en la vuelta) en el camino hacia la decimoquinta Copa de Europa. Sin embargo, el mundo del fútbol es dado a leer entre líneas incluso cuando no hay espacio. Cada intervención ligeramente ambigua da para una hora de debate en el tramo de máxima audiencia: la inminente llegada del francés al Bernabéu convertía la frase de Rodrygo en una pequeña bomba de relojería, aparentemente fácil de desactivar, pero inadecuada por el momento de éxtasis.
Lo cierto es que el muchacho de Osasco, a sus 23 años, trató de corregir el rumbo de la marejada en plenos festejos, prometiendo fidelidad al club merengue hasta el final de su contrato (junio de 2028)… pero «cualquier cosa puede pasar», como él mismo afirmó en aquella entrevista previa a la final de Wembley. Con un valor de mercado cercano a los 100 millones de euros y mucho fútbol por delante, Rodrygo Goes sopesa todas las opciones en un corto plazo lleno de dudas.
Variantes
Ancelotti, a falta de 'nueve', cambió el sistema a un 4-4-2 de magníficas consecuencias: doblete Liga-Copa. ¿La llegada de Mbappé le obliga a cambiarlo? No necesariamente: el galo y Vinícius podrían repartirse los dos flancos del ataque y, en este sentido, Rodrygo sería el gran sacrificado. El '11' blanco solo tendría cabida, a priori, con un regreso al 4-3-3, ubicando a Mbappé como 'nueve' (o con una constante permuta de posiciones, como en las dos últimas temporadas de Benzema, las 'post-Cristiano') y entregando los dos extremos a la 'conexión brasileña'.
De todas maneras, Rodrygo no pierde de vista otras variantes además de la táctica: el Madrid acaba de hacer una apuesta enorme por Endrick (algunas fuentes apuntan a un total de 72 millones: 35 fijos, 25 en bonus y 12 de impuestos), un futbolista de apenas 17 años que ya se postula a ser el 'nueve' titular de la selección brasileña. Además, la progresión de Arda Güler y su relación con el gol es otro factor importante en la competencia, como que Brahim (12 tantos este curso, uno cada 173 minutos) o Joselu (17, uno cada 124) han sido recursos brillantes para Ancelotti… y con mejor promedio que el propio brasileño (17, uno cada 219).
Seguir en Chamartín es un 'caramelo' para cualquier jugador. Ahora bien, la ambición de Rodrygo ante una teórica suplencia marcará el camino… así como las posibilidades del Real Madrid de hacer una caja inmensa por un extremo que, tal vez con todos los argumentos humanos y deportivos en la mano, haya pasado de imprescindible a posible ventaja de lujo.