Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Lo que se va a encontrar la futura reina de España

21/10/2023

Esa joven seria, tranquila, imperturbable, que este viernes presidía la ceremonia de los premios Princesa de Asturias en Oviedo será, si los astros se alinean a su favor, que esperemos que lo hagan, la reina de este país alborotado, en perpetua ebullición, un poco caótico políticamente, pero magnífico, llamado España. La nación sobre la que Leonor de Borbón, hoy la dama cadete Borbón, reinará va a ser presumiblemente muy distinta a la de hoy, porque, además, Europa y el mundo serán radicalmente diferentes, a poco que siga este ritmo endiablado de cambios en todos los órdenes de nuestra vida, un torrente pienso que sin precedentes en la Historia.

Vaya por delante que mi deseo personal, para lo que valga, es que esta joven a la que nada parece inquietar -hablo de las apariencias, conste- llegue algún día, que tampoco quiero cercano, a representar a la corona en el Reino de España. Cosa que, visto lo visto, no se hará sin turbulencias. No hay sino que ver el revuelo de los apoyos republicanos del Gobierno en torno a la próxima ceremonia, el día 31, de jura de la Constitución de la Princesa de Asturias en el Congreso de los Diputados. Si el llamado rey emérito, Juan Carlos I, no acude a esta ceremonia parlamentaria es, desencuentros familiares y hemerotecas acusadoras aparte, porque se trata de evitar alguna ruidosa manifestación de protesta en al menos una veintena de escaños de la Cámara.

Así están las cosas, y así le deben ser explicadas a la joven tranquila, que se esfuerza, dicen, por ser 'normal', aunque su posición no ayude demasiado a conseguirlo. Entrevisté para El País a su padre, Felipe, cuando cumplió los dieciocho años, una mayoría de edad que ahora le llega a doña Leonor sin que haya tenido mayores contactos con los medios de comunicación que tan bien conoce su madre, la reina Letizia. De hecho, me atrevo a opinar que uno de los fallos en la formación de la princesa de Asturias es, precisamente, su alejamiento de los medios y, ya que estamos, de la ciudadanía en general.

Lo critiqué entonces con Felipe de Borbón y lo vuelvo a decir ahora: pienso que la princesa tiene cualidades más que suficientes para ser apreciada por la gente 'corriente'. No me gustó, y eso a nadie le importa, que la enviasen a estudiar a Gales, porque lo esencial es el contacto con esta sociedad española, tan compleja, sobre la que confío que le toque reinar. Parece que las críticas en este sentido han hecho poca mella en La Zarzuela, porque la hermana de la princesa acaba de ser enviada al mismo centro educativo.

Tiene que ser consciente Leonor de Borbón Ortiz, la dama cadete Borbón, de que la España de dentro de diez años nada tendrá que ver con esta. Si en apenas una década, desde que abdicó Juan Carlos, nos deja pasmados todo lo que han cambiado tantas cosas, y no solo, desde luego, en España, imagínese usted lo que será en la era de la Inteligencia Artificial, el metaverso, los drones para todo y el automóvil sin conductor, por fijarnos apenas en unos cuantos ejemplos.

No tengo la fortuna de conocerla personalmente más allá de un fugaz acercamiento durante la jornada de la fiesta nacional, donde tan protegida estaba por su madre, la reina. Pero transmite una impresión que me recordó a aquel mi primer encuentro con su padre, en aquella entrevista periodística, de la que conservo una fotografía en la que ambos nos estamos partiendo de risa no recuerdo, claro, por qué. Entonces, al final de mi reportaje, escribí: "este chico sorprenderá a muchos, ya lo verán". El 'chico' tenía entonces, porque no le conocíamos, una cierta fama de pijo y distante, algo que no tiene hoy doña Leonor, cuya apariencia parece, en primera instancia, algo neutra, pero deseosa de merecer.

La vi, en su discurso ovetense, redactado por quien quiera que haga estas cosas de manera impecable, algo convencional, necesariamente descomprometida, y me quedaron ganas de gritarle que no toda la gente a la que conocerá a partir de ahora será como Meryl Streep o como Murakami, actriz y escritor premiados en Asturias y que a tanta gente encandilan; su vida va a ser mucho más difícil, temo que menos placentera: que se lo pregunte a su progenitor, sobre todo en estos días. Me gustaría escribir que ella, como su padre, sorprenderá a muchos, porque obviamente tiene el mismo concepto implacable del sentido del deber que Felipe VI. Ojalá le vaya bien, porque esto no es precisamente un jardín de rosas y aplausos en el teatro Campoamor.