La comarca almanseña, tierra de paso entre la Meseta y Levante, ofrece una amplia y notable oferta de ocio, arte y cultura, con excelentes infraestructuras de acceso, movilidad y servicios, además de una óptima relación calidad precio en la oferta turística, todo ello motivó la creación de la Ruta del Vino de Almansa, propiciada por la propia Denominación de Origen, el Consistorio de la población y la Oficina de Desarrollo de la Mancomunidad Monte Ibérico-Corredor de Almansa.
El 6 de julio de 2022 se constituía oficialmente con una treintena de asociados, que representan los distintos sectores gastronómicos y turísticos de la comarca.
La gerente de la Ruta del Vino de Almansa, Rocío Valentín, recordaba a La Tribuna de Albacete que ésta agrupa a cuatro municipios de la zona geográfica de producción de la D.O. Almansa, que poseen paisajes, cultura y caracteres comunes, a saber: Almansa, Alpera, Higueruela y Hoya Gonzalo. «La finalidad de la Ruta es promover diferentes actividades, productos y crear experiencias para impulsar el turismo en el territorio de la D.O. de Almansa», asegura.
El imponente castillo de Almansa, uno de los monumentos más visitados. - Foto: R. SerralléTodo ellos reúnen una oferta innovadora, centrada en turismo rural y de interior, donde el visitante logra conectar con la naturaleza y alejarse de las aglomeraciones propias del tradicional turismo de sol y playa, propiciándose un modelo sostenible y competitivo.
«El paisaje de la comarca no es como el del resto de rutas de Castilla-La Mancha, ya que tiene toques mediterráneos al estar situada geográficamente al sureste de la región y limitando con la Comunidad Valenciana y Murcia», matiza Valentín.
La zona de producción de la D.O. Almansa se extiende por más de 9.000 hectáreas y cuenta con características similares originadas por unas peculiaridades ambientales, pero dentro una identidad común que da lugar a vinos únicos, de alta calidad, donde la garnacha tintorera es la variedad reina en toda esta zona, con una maduración algo tardía, seguida de la variedad monastrell, la segunda de mayor importancia.
Los municipios
Almansa, la población que da nombre a la Ruta y a la propia D.O., que acoge además su sede, cuenta con un notable patrimonio cultural e histórico, siendo el castillo su monumento por excelencia y el más conocido. Enclavada en un pequeño altiplano, a 700 metros de altitud, el municipio es un paso natural entre el interior y la periferia peninsular. Visitas obligadas son el citado castillo y su Centro de Interpretación, esencial para conocer la historia y el desarrollo de la villa durante la Edad Media y Moderna; la iglesia parroquial de la Asunción, resultado de varias etapas constructivas, desde el siglo XVI al XIX;el palacio renacentista de los condes de Cirat, popularmente conocido como Casa Grande, que acoge el actual Ayuntamiento, y cuya construcción se remonta a 1575, una obra que se atribuye al arquitecto Francisco del Castillo; el convento de las Monjas Agustinas, fundado a principios del siglo XVII; el Santuario de Belén, lugar de peregrinación de todos los almanseños dos veces al año, de estilo barroco y neoclásico; y, finalmente, es más que aconsejable la vista al pantano de Almansa, una de las presas más antiguas de Europa y uno de los parajes naturales más representativo de la localidad, que cuenta con una oferta gastronómica de primer nivel, con varias estrellas Michelín y soles Repsol.
Detalle del conjunto de pinturas prehistóricas de la Cueva de la Vieja en Alpera. - Foto: A. PérezDistante algo más de 20 kilómetros de la localidad almanseña se sitúa Alpera, la segunda población en número de habitantes de la Ruta, con una economía basada en la agricultura y en la industria del calzado. Del paseo por sus calles cabe destacar la parroquia de Santa María enteramente barroca, con planta de cruz latina, cúpula sobre pechinas y una fachada; la ermita de San Roque es una sencilla construcción del siglo XVIII con planta de cruz latina y cúpula en el crucero; en las afueras se sitúa el singular Pozo de la Nieve, el mayor nevero de Castilla-La Mancha, declarado Bien de Interés Cultural en 2010; finalmente, uno de los grandes puntos de interés la localidad pasan por el origen más remoto de sus cuevas con magníficas representaciones del arte rupestre, destacando el magnífico conjunto de la Cueva de la Vieja con más de un centenar de figuras correspondientes al arte levantino y la pintura esquemática (están datadas entre el 10.000 y el 7.000 antes de Cristo).
A otros 20 kilómetros en dirección Oeste llegamos a la dinámica localidad de Higueruela, una de las pocas de la comarca que no ha perdido población en las últimas décadas, contando en la actualidad con 1.200 habitantes. La población se dedica a los servicios, a la agricultura y ganadería, aunque también hay actividad industrial de transformación de productos del sector primario, con la importante cooperativo vinícola de Santa Quiteria y recientemente la explotación de instalaciones de energías renovables. En su patrimonio destaca la iglesia de Santa Quiteria, construida a finales del siglo XVIII en estilo neoclásico, además del próximo, el yacimiento de La Graja de época andalusí (siglo XI) y también es de especial interés desde el punto de vista natural la laguna del Salobralejo que forma parte de un complejo lagunar protegido como Reserva Natural incluido en la Red Natura 2000.
El cuarto municipio de la Ruta del Vino Almansa, Hoya Gonzalo, es el más pequeño de la misma, a 10 kilómetros más al Oeste de Alpera y perfectamente comunicado con la capital por la A-31, y ofrece también unos potenciales recursos que sorprenden al visitante. Enclavada en el Camino de Santiago de Levante, alberga una iglesia de principios del siglo XVII, el Museo Etnológico Camino de la Cruz, la ruta de los cucos y el yacimiento arqueológicos de la necrópolis ibérica de los Villares, además de las magníficas bodegas El Tanino, que elaboran vinos cada vez más apreciados en el mercado nacional.
Una recreación que recibe miles de visitantes
Durante el fin de semana más próximo al 25 de abril se celebra la recreación histórica de la batalla de Almansa, que cambió el rumbo de la Guerra de Sucesión española a principios del siglo XVIII. Las tropas de Felipe de Anjou (nieto de Luis XIV de Francia y, que había sido proclamado rey como Felipe V), mandadas por el duque de Berwick, derrotaron a las del archiduque Carlos de Austria, comandadas por Henri de Massue y el marqués das Minas. Desde el año 2007, con motivo del Tercer Centenario de la batalla, se viene conmemorando ese hecho de armas, con distintas actividades, manifestaciones y una recreación internacional de la batalla con más de 300 recreadores venidos de diferentes países de Europa, a los que se suman los mercados barrocos, campamentos militares y talleres de fabricación de munición, cristales emplomados o vestidos de la Corte. En la última edición se calcula que visitaron la localidad almanseña alrededor de 15.000 personas.
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Días después del evento, a primeros de mayo, Almansa llena sus calles de música, color y diversión con sus Fiestas Mayores declaradas de Interés Turístico Internacional, cuya peculiaridad radica en la fusión entre el carácter manchego y las influencias levantinas con desfiles de moros y cristianos.