Que el actual calendario del fútbol demanda una vuelta es algo evidente. Se puede debatir sobre dónde ubicar los parones de selecciones, cómo gestionar la gran cantidad de torneos que hay actualmente o debatir sobre el cambio de fechas de competiciones como los Mundiales. Pero una anomalía inmutable es, desde hace bastante tiempo, la fecha de celebración de la Copa África y la Copa Asia, dos eventos que se disputan entre enero y febrero, meses clave en los clubes dentro de sus temporadas, en los albores de las eliminatorias de la Liga de Campeones, en los que los equipos ven cómo sus plantillas sufren una desbandada general de jugadores que se marchan con sus selecciones.
La globalización en general, pero del balompié en particular, ha llevado a los conjuntos a poblar sus planteles de futbolistas de nacionalidades muy distintas. Lo que hace 40 años era ciertamente extraño, hoy en día es habitual que en un mismo bloque coincidan jugadores de distintos continentes. Eso, además de a perder riqueza futbolística, ha llevado a que sobre todo los clubes europeos sufran sobremanera la pérdida de 'materia prima' esencial para cumplir con sus objetivos.
Sin ir más lejos y pensar mucho, en LaLiga son muchos los ejemplos que podemos encontrar: Iñaki Williams (Athletic/Ghana), Mouctar Diakhaby (Valencia/Guinea), Selim Amallah (Valencia/Marruecos), Pathé Ciss (Rayo/Senegal), Youssef En-Nesyri (Sevilla/Marruecos), Reinildo Mandava (Atlético/Mozambique), Jonathan Bamba (Celta/Costa de Marfil), Umar Sadiq (Real Sociedad/Nigeria), Aissa Mandi (Villarreal/Argelia)... Y así se podría continuar varias líneas más.
En las competiciones extranjeras, los agravios también son importantes, con la partida de Mohamed Salah (Liverpool/Egipto), Achraf Hakimi (PSG/Marruecos), Edmond Tapsoba (Bayer Leverkusen/Burkina Faso), André Onana (Manchester United/Camerún) o Victor Osimhen (Nápoles/Nigeria). Todo ello del continente africano, siendo el que más activos importantes se lleva, ya que desde Asia, los casos más mediáticos podrían ser los de Take Kubo (Real Sociedad/Japón) o Heung Min Son (Tottenham/Corea del Sur).
Un torneo que también sufrirá muchas pérdidas será el saudí, ya que, de los fichajes que realizó el pasado verano, muchos procedían de África por las vinculaciones religiosas y de proximidad que hay entre las dos zonas.
Prestigio
Lejos del campo magnégico que presenta cualquier torneo que se celebra en el Viejo Continente, tanto la Copa África como la Copa Asia presentan un prestigio muy elevado en sus respectivas confederaciones, de ahí que los jugadores no estén dispuestos a renunciar a participar en esos eventos aunque con su club todo esté en juego.
Senegal parte como favorito al título en Costa de Marfil en la edición de 2024, defendiendo el trofeo que se adjudicó hace tres años en Camerún. Los 'leones de la Teranga' volverán a estar liderados por Edouard Mendy en la portería, Kalidou Koulibaly en defensa y Sadio Mané arriba, los tres ahora en Arabia Saudí. Para evitar una segunda corona del bloque de Aliou Cissé, Egipto, Camerún, Marruecos, Nigeria, Argelia o la anfitriona pondrán todo su poderío encima de la mesa.
Mientras, en Asia, Corea del Sur y Japón son las llamadas a pugnar por el entorchado final en el torneo que albergará Catar un año después de organizar el Mundial 2022. Son, con la ayuda de Kim Min-jae, Kang-in Lee o Hwang Hee-chan, tratarán de diezmar el continuo crecimiento del combinado nipón, que destacó en la última Copa del Mundo y es el más destacado del palmarés, deshaciendo un maleficio que se prolonga ya desde que en 1960 levantaron su último título.