El proceso creativo de personalizar las botas de San Juan

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Son un símbolo que muchas veces se restaura para guardar de recuerdo

El proceso creativo de personalizar las botas de San Juan - Foto: E.G.M

La bota es uno de los elementos más simbólicos de las fiestas de San Juan. Personalizarla es una actividad muy extendida y para ello, los sorianos echan mano de reconocidos artistas o allegados apasionados por el dibujo para adaptar sus pellejos y que así les acompañen durante todas las celebraciones, ya sean presanjuanes o los días grandes, pero también para tener un recuerdo de estos festejos. Amateur o profesional, no importa, la pericia está asegurada y los motivos sanjuaneros, la imaginación y, «sobre todo, la personalidad» de quien ha encargado la bota son los elementos que darán forma a lo que después se convierte en una obra de arte. El Día de Soria habla con dos apasionadas de este lenguaje artístico, que practican de forma desinteresada, para conocer cómo es el proceso creativo. 

Una de estas artistas, -«aficionada», corrige ella entre risas-, es la soriana Silvia Martínez, que lleva más de dos décadas plasmando en el cuero de estos odres de vino los deseos de «amigos, conocidos y familia; un honor». La creación artística a través del dibujo es algo que le «apasiona», pues lleva «toda la vida pintando».

El salón de su casa es su 'taller' y es en este espacio donde surge su vena creativa, siempre pensando en el destinatario de la bota y con «detalles» porque, admite, es «muy perfeccionista». «Si es para una cuadrilla o peña también pongo su logotipo y el nombre [incluso incluye parte del cancionero sanjuanero]; si es para un niño, tipo dibujo animado y con su nombre», explica. Y como le gustan y se le dan bien los pirograbados «más realistas», ese detalle se aprecia perfectamente en los trazos que dan forma a sus figuras, en la paleta de colores que utiliza para cada una de sus creaciones. ¿Sus favoritos? «Toros y toreros», que requieren de mucha precisión en gesto e indumentaria. 

Esta minuciosidad le hace rematar cada bota con mucho mimo y dedicación. La tarea le lleva «muchas horas», y aunque la impaciencia por ver el resultado final acelera el proceso, «porque en cuanto empiezo me gusta ver cómo puede ir quedando», lo va ejecutando «de ratillo en ratillo», cuando las obligaciones familiares se lo permiten. Por este motivo, estos Sanjuanes solamente ha podido hacer una bota para un amigo, en la que no han faltado ni el toro ni el torero. El proceso, describe, comienza por quién es el destinatario y la idea que le pueda dar, que después plasma «en papel» para trasladarlo como boceto «a lápiz a la bota». Las «pinturas acrílicas» ofrecen el toque de color, y «una capa final de barniz» otorga al odre una pátina más duradera. Tras su uso «algunas personas quieren restaurarla para tenerla de recuerdo». Eso le pasa con una que pintó el año pasado para un amigo de la Peña El Bullicio (ella es de Los Que Faltaban); ahora, tras el uso, es momento de retocarla. 

Pero no sólo pinta botas para San Juan, también para otros momentos especiales:«Para alguien que va de caza, para salir al campo....». Le encantaría inmortalizar a la Virgen de Santos Nuevos, de Almarza, su pueblo. Y para ellasería un sueño dedicarse plenamente a pintar botas. 

primera incursión

todo un éxito 

Primera incursión en el arte de pintar botas y todo un éxito. A la vallisoletana María Domínguez su amigo Javi, de la Peña Poca Pena, le lanzó un reto: «¿No te atreverás a pintarme una bota para San Juan?». Dicho y hecho. María estudió diseño gráfico en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Soria y es «superfán de la cartelería de San Juan», que le ha «influido un montón» para su trabajo actual como diseñadora gráfica, social media y web. La bota de su amigo Javi tiene dos partes: un lado con un toro, donde «se mezclan con colores cálidos con los fríos, con flores, la primavera, el equinoccio...», y el otro con 'San Juan Soria' en «tipografía antigua», un guiño al Palacio Condes de Gómara de Soria. Enfrentarse a un «nuevo material, tipo ante con pelillo» le fue difícil al principio, pero descubrió que «con una goma de borrar es posible que el grafito del lápiz se marque sin alterar el material». Después de este encargo le han surgido otros tres, dos en Pucela y otro en Soria: «Para un amigo de Zaratán (para el Corpus Christi), para otro de Cubillas de Santa Marta (por San Antonio de Padua) y para otro soriano».