Antes que miembro, fan. Gonzalo Lafón Díez, de 13 años de edad, llevaba desde los tres años no perdiéndose ningún concierto de la Banda Municipal de Música. La pasada Navidad, en el emblemático concierto solidario que la formación que dirige José Manuel Aceña realiza en colaboración con Cruz Roja, debutó en su primer concierto. Fue, asegura este joven clarinetista, cumplir «un sueño» que a buen seguro comparten los otros ocho nuevos 'fichajes' que, desde hace unos meses, se han incorporado a la Banda Municipal. Eso «en cuanto a los pequeñitos», explica con cariño Aceña. Porque la Banda también cuenta desde hace alrededor de dos meses con otros ocho nuevos instrumentistas que han logrado plaza a través de concurso-audición. Profesionales llegados desde Galicia, Extremadura, Madrid o Jaén entusiasmados con la acogida que tanto el resto de sus compañeros como el público les ha brindado. «Ver en los conciertos tanta gente de todas las edades me ha encantado» desde el principio, asegura Pablo Monteagudo, tromba, que viene desde Valencia.
Tras su conversión en Fundación para dar más estabilidad a su número de componentes, la Banda ha emprendido una nueva etapa combinando veteranía y juventud capitaneada con la misma ilusión con la que Aceña cogió la batuta hace ya tres décadas. La adaptación tanto de uno como de otros ha sido modélica. Antes de su ingreso en la formación, los más pequeños viven un período de adaptación y tutelaje para que vayan familiarizándose con los ensayos y las propias actuaciones que dura meses. En el caso de Gonzalo, esa fase tuvo una duración de casi seis meses. «Empecé en verano. Iba a escuchar los ensayos, me llevaba las partituras a casa», detalla el joven clarinetista. Su primera actuación, la primera sesión del concierto de Navidad, la vivió «al principio con nervios», pero «como me salió muy bien, en la segunda ya no tuve», comenta con sentido del humor.
En el caso de los músicos profesionales, agrega Aceña, éstos tienen experiencia en bandas y son titulados superiores, no hubo problemas. Si acaso, relata también con sentido del humor Pablo, se toparon con unas piezas musicales desconocidas para ellos: las sanjuaneras de don Paco García Muñoz y Jesús Hernández de la Iglesia. Y es que el estreno de estos nuevos integrantes tuvo lugar en plena celebración sanjuanera, en concreto, en El Lavalenguas. «Fue chocante estar tocando las sanjuaneras con tanta gente bailándolas y cantándolas», comenta divertido. En esas primeras interpretaciones, asegura entre risas, «hubo muchas diferencias entre los que llevan toda la vida tocándolas en la Banda y nosotros». Pero ya en plenas fiestas de San Juan se pudieron al día e incluso se las aprendieron de memoria. Esta primera prueba de fuego de los sanjuanes les ha hecho ver a los nuevos integrantes no sólo el apego a las fiestas, sino también «el respeto» y el cariño que la ciudadanía tiene a la Banda.
- Foto: Eugenio Gutiérrez Martínez«Siempre lo digo: lo mejor que tenemos es nuestro público», señala el director de la formación musical. Precisamente esa cercanía de los espectadores con los músicos y el hecho de que cada actuación sea diferente es lo que más está gustando a los nuevos músicos que se han incorporado a la Banda.
Amor a la música. Los miembros de la Banda perciben un salario de 7.800 euros brutos al año por unas 300 horas de trabajo que, en estos meses de verano, se concentra en ensayos los lunes y martes a las 20.00 horas y actuaciones como la que esta semana tuvo lugar en el parque de Santa Clara dentro de la gira veraniega por los diferentes barrios de la ciudad. «Para los músicos que están en Soria, es un buen complemento, pero para los que son de fuera pesan más otras cosas», insiste Aceña. Como, por ejemplo, el amor a la música y le gusto por tocar en una banda. «Les apetece tocar en una formación que han visto que hacemos muchas cosas», añade.
Como en el caso de Pablo Monteaguado, que vive en Valencia y es profesor de trompa. «A mí me han gustado siempre las bandas y, al enterarme de las la convocatoria a través de las redes sociales de amigos, dije: voy con todo», señala. Este verano está pasando gran parte de la semana en la capital soriana, algo que agradece, sobre todo, porque en Valencia están viviendo unos días de mucho calor. Comparte piso con otros miembros de la Banda que viven en otros puntos de España. De cara al comienzo del curso escolar, se ha organizado de tal manera las clases que podrá compatibilizarlas con sus desplazamientos a Soria para ensayar con la banda o cumplir con el calendario de actuaciones previsto. A pesar de que de Soria a Valencia tiene «cuatro horas y pico de viaje», se muestra muy contento de formar parte de la gran familia de la Banda Municipal de Música que ha acogido a los nuevos integrantes con mucho cariño. Esa cercanía la sienten también los 'fichajes' más jóvenes de la Banda que compaginan su trabajo en la formación con sus estudios musicales. Además del tiempo que dedican a ensayar con su instrumento, tienen que dedicar mucho tiempo a estudiar las nuevas obras que se van incorporando al repertorio de la Banda. «Hay que estudiar las partituras y también las audiciones», añade. Desde que comenzó a tocar la pasada Navidad, Gonzalo, al que, sobre todo, le encantan los pasodobles, ha tenido que aprender y practicar algo más de 150 partituras, apunta el director de la formación musical municipal. «Para ellos es una experiencia brutal», recalca y la oportunidad de tocar muchos géneros. Cuando acabe en el Conservatorio Profesional Oreste Camarca, Gonzalo quiere continuar sus estudios de música en el nivel superior. Tiene muy claro que quiere dedicarse a la música. Así que está disfrutando enormemente su experiencia en la Banda Municipal, un lugar en el que, asegura, se siente también muy arropado por sus compañeros de formación.