Una decisión que abre brecha

Agencias-SPC
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La llegada oficial de Jon Rahm a LIV Golf evidencia un cambio de paradigma en el deporte provocado por la fuerte inversión económica saudí

Una decisión que abre brecha

Era un secreto a voces. Y, ayer de madrugada, se acabó de confirmar. Jon Rahm jugará para LIV Golf a partir de la próxima temporada. Lo hará con un descomunal contrato a nivel económico, estimado en más de 500 millones de dólares.

El de Barrika, de 29 años, llegará al circuito saudí en calidad de campeón del Masters de Augusta y se suma a estrellas de su disciplina como su compatriota Sergio García, Dustin Johnson, Brooks Koepka o Phil Mickelson. Nombres de mucho calado para una liga que ha sacudido los cimientos del deporte en apenas unos meses.

 PGA Tour, el circuito estadounidense, pierde a uno de sus mayores activos. Pero la pérdida del vasco evidencia también un cambio de paradigma, que ya está presente en otras modalidades como el fútbol o el pádel.

En el pasado, el español había declarado que no le atraía el proyecto de la liga saudí y que su vida «no cambiaría lo más mínimo con 400 millones de dólares más». Sin embargo, todo pareció cambiar cuando en junio de 2023, LIV Golf, PGA Tour y PGA European Tour anunciaron que habían iniciado un proceso de fusión que todavía no ha acabado. Aquellas negociaciones se realizaron a espaldas de los deportistas, entre ellos Rahm, que habían declarado su lealtad al evento americano.

Pero, ¿cuál es la principal baza de esta competición emergente? El gigantesco músculo financiero del Fondo de Inversión Pública (PIF) de Arabia Saudí, que tentó con muchos ceros en la cuenta bancaria a los golfistas que cambiaran de bando. Una muestra de la monstruosa cantidad de dinero que maneja el organismo fue que en la lista de Forbes de 2023 de los diez deportistas mejor pagados del mundo (del 1 de mayo de 2022 al 1 de mayo de 2023) se colaron dos deportistas del circuito: Dustin Johnson en sexta posición (con 107 millones de dólares) y Phil Mickelson en el séptimo puesto (106 millones).

Al margen de lo económico, la competición por equipos es una de las novedades que la liga saudí ha planteado. Otro aspecto importante es que cada torneo se juega a tres rondas y sin corte del fin de semana, un apunte nada menor ya que, con presentarse, un participante se lleva como mínimo 120.000 dólares. Varios factores han impulsado a Rahm a cambiar de bando, aunque podría no ser el último en hacerlo. Arabia llega con todo.