Sánchez, a pesar de todo el victimismo begoñero, las pantomimas y las encuestas del CIS, ha perdido las elecciones europeas. Las ha ganado Feijóo y con mayor holgura de lo que se preveía en las últimas semanas. El PP ha logrado 4 puntos y 700.000 votos más que el PSOE, rozando los 6 millones de papeletas, que quizás alcance cuando se recuente el voto exterior. Es un zurrón de votos considerable considerando además la potente abstención, más del 50%. Ha pasado de aquellos exiguos 12 escaños (luego 13 tras la marcha de Reino Unido de la UE) a los 22 conseguidos el domingo que le han permitido ganar estas elecciones, algo que no sucedía desde hacía 10 años.
Esas son las cifras y puede unirse a ellas el hecho de que ha vencido también y de manera uniforme en la práctica totalidad de España. Lo ha hecho no solo en todas las CC. AA en que gobierna, amen de Ceuta y Melilla, sino en dos de las tres socialistas, Castilla-La Mancha y Asturias, y en la inmensa mayoría de las provincias, 42 en total, excepto en las 4 catalanas, las 3 vascas, las 2 canarias y Navarra.
Así que de empate, se mire por donde se quiera, nada. Aunque también sea innegable que Sánchez ha resistido y limitado daños. Mantiene por los pelos el 30% de los sufragios y 20 eurodiputados. Pero perder, ha perdido. Y aún más de lo que parece incluso, porque ello lo ha logrado fagocitando a sus aliados. Si ha habido una derrotada y un batacazo estrepitoso ha sido el de Yolanda Díaz. Sumar ha quedado desguazado y ahora van a llegar los garrotazos. Izquierda Unida, a la que había puesto en cuarto lugar, se ha quedado sin escaño y es la única fuerza que en realidad vertebraba un poco ese potaje. Y encima Podemos le ha resucitado y sacado dos escaños, uno el de Irene Montero, que le va a amargar la existencia. La ultra izquierda va a estar muy divertida haciéndose trizas.
Por la derecha del PP, a Vox no le ha ido todo lo bien que creían y en un momento donde sus correligionarios europeos han conseguido resultados memorables. Tiene un suelo sólido y es evidente que hay que contar con ello como elemento determinante en la política española. Han subido un par de escaños, pero ni siquiera han logrado el 10% de los votos y han perdido puntos y papeletas con respecto a las pasadas generales, donde no les fue precisamente bien la cosa. Como poco, se han estancado y eso lo han hecho en el momento y las elecciones que les eran más propicias. A Vox quien lo contiene en España son los "populares". Para nada es Sánchez quien los frena, aunque sea esta su proclama más gritada. Al revés, este es quien hace lo posible por ponerles viento en las velas. Quien le ha hecho un roto a Abascal ha sido Alvise. Tres escaños a la saca. Una tradición hispana, aunque parezca algo muy novedoso. A mí me recuerda mucho a lo que pasó con Jesús Gil y José María Ruiz-Mateos. Mucho más juvenil y digital ahora la cosa pero igualita en el fondo.