En un escenario globalizado donde los ahorradores tienen acceso directo a cualquier mercado internacional y a todo tipo de productos financieros, el dinero busca obtener la máxima rentabilidad allí donde mayor remuneración obtenga. Algo que no resulta sencillo de conseguir en un contexto actual de incertidumbre y alta inflación, marcado por los conflictos bélicos de Rusia y Ucrania, así como también de Israel y Gaza, lo que ha agudizado una crisis económica que, lejos de alejarse, se ha profundizado aún más en los últimos meses.
La mejor estrategia ante un escenario que los economistas consideran que está «bloqueado» es dejar que el capital fluya en los mercados bursátiles más competitivos como la Bolsa que, en lo que va de año, acumula unos beneficios que superan el 23%, el mercado de materias primas, la compra de divisas, bienes inmuebles e, incluso, la adquisición de participaciones de empresas que han bajado su cotización por el contexto de crisis e incertidumbre actual.
Los inversores no esperan a que la situación económica mejore y buscan los productos que les aporten el mejor rendimiento. En este sentido, los depósitos en los bancos tradicionales se han quedado obsoletos. Los gestores financieros denuncian que llevan años sin obtener casi rentabilidad, incluso, con intereses en negativo que han acabado con la mayor parte de los productos a plazo fijo o a un tipo que haga frente a la devaluación que representa la inflación.
A cierre del tercer trimestre, los bancos en España tenían una liquidez histórica de 680.000 millones de euros, es decir, 20.000 millones más que solo tres meses antes y 32.000 millones de euros más en lo que va de 2023, en un contexto de altos tipos de interés que ha impuesto el BCE por la inflación.
Una realidad que no repercute en beneficios para sus clientes, que son los grandes depositarios y a los que los bancos cobran intereses muy altos, por encima del 4%, cuando acuden a ellos a solicitar un préstamo o, por ejemplo, una hipoteca.
Las cuatro entidades más importantes del país, CaixaBank, Santander, BBVA y Sabadell, suman unos activos de máximos históricos que lejos de enfrentarles por una guerra de captación de depósitos y clientes les da una tranquilidad no conocida antes y, especialmente, una solvencia récord que no tienen otros bancos europeos que, por el contrario, sí remuneran el ahorro de sus impositores con tipos que están entre un 3% y un 6%.
El interés medio que pagan las entidades en la eurozona está en el 3,1%, con Italia que lidera este ranking al pagar el 3,6%, Francia el 3,56% y Alemania el 3,2%.
El escudo que tiene el sector financiero en España para afrontar cualquier tipo de turbulencia y resistir ante nuevas crisis y para seguir prestando dinero aunque la economía se contraiga no tiene precedentes. El consejero de BBVA, Onur Genç, avanzó a los analistas que su entidad dispone de más de 134.000 millones de liquidez y subrayó en la presentación de resultados que «los depósitos no son un recurso escaso en España y no pasa nada si se pierden algunos».
Extranjero
Una situación que se extiende también al extranjero, donde los depósitos de los españoles están en máximos históricos desde 2012, aunque con un matiz, allí sí cobran por sus ahorros. Nunca antes, en más de una década, los nacionales habían tenido tanto dinero en cuentas bancarias de la eurozona. En total, guardan más de 78.000 millones, sobre todo en Holanda, Alemania e Irlanda. De esta cifra, 50.000 millones están en depósitos a plazo, según un informe del Banco de España, que destaca el carácter conservador de estas personas que buscan garantizar que sus fondos no se devalúen con la inflación. En perfiles de mayor riesgo, las inversiones están dirigida a valores bursátiles, materias primas o divisas, entre otros productos.