Son jóvenes, pero tienen muy clara cuáles son sus inquietudes de cara a una jornada como hoy, Día Internacional de la Mujer. Estudiantes, activistas, escritoras, extuteladas, gitanas o chicas con discapacidad, hacen que hoy sus voces resuenen al unísono para reclamar concienciación y, sobre todo, igualdad real.
Las hermanas Mirella (16 años) y Diana (13 años) viven en Santa Cruz de Tenerife y estudian 4º y 2º de la ESO. La mayor lamenta que en los colegios «apenas se habla del 8-M. «Creo que, cuando se acercan estas fechas, habría que hacer alguna actividad que explique su importancia». La pequeña, sin emebargo, revela que hasta el año pasado no conocía esta fecha, que descubrió gracias a un profesor que les habló de feminismo y a un trabajo en clase sobre mujeres que habían influenciado en las matemáticas. «Fue la primera vez que oí hablar del 8 de marzo», afirma.
Un rostro conocido para la juventud, como la activista climática Olivia Mandle, asegura que las niñas y las jóvenes tienen «muchísimo poder». «Y es muy importante alzar nuestras voces y no escondernos», precisa. «Hablamos muchas veces, pero después no hacemos nada. Todavía en España hay mucho machismo y esto debe cambiar», defiende.
Esta joven de Barcelona considera que el 8-M tendría que servir para «disfrutar de la igualdad, pero no solo de la igualdad entre hombres y mujeres, sino también la igualdad de los seres humanos con el resto de especies animales».
Otro referente de la juventud es la escritora Inma Rubiales, que acaba de publicar Todos los lugares que mantuvimos en secreto. Esta joven extremeña de 21 años asegura que no ha sufrido un trato diferente por ser mujer aunque sí reconoce «prejuicios» ya que se dedica a un género, la literaratura romántica, que «se considera como de segunda».
En su opinión, el 8-M es «un día muy emocionante por las reivindicaciones que se hacen a favor de la igualdad». «A pesar de que a las mujeres nos dicen que tenemos que competir, a mí me inspira la sororidad y el apoyo entre nosotras».
La vida no ha sido fácil para Laura (18 años), quien ha vivido ocho años en un centro de menores. Ahora vive con su padre y su hermana en Parla (Madrid) y ha decidido seguir estudiando. Afirma que nunca ha tenido ocasión de participar en alguna manifestación, aunque explica que lo veía por la tele y pensaba: «¡Ojalá poder ir! Porque al fin y al cabo soy mujer y me gustaría formar parte de ello».
Tampoco lo ha tenido sencillo Claudia Bedoya (20 años), estudiante de primero de Bioquímica. «Además de ser mujer tengo una discapacidad visual y soy albina. Tengo la suerte de haber nacido en el siglo XXI, pero el tema de la inclusión se sigue sin pulir y sigo teniendo problemas», destaca.
Sobre su percepción del 8 de marzo, señala que es una fecha que no le transmite «nada porque se piden cosas con las que no estoy de acuerdo. Soy feminista y apoyo la igualdad pero se llama a cosas muy extremas», reconoce.
La joven gitana Selene Jiménez (24 años) cree que en el Día de la Mujer se tendría que «ver todo lo que se ha avanzado». En cualquier caso, pide que «haya más igualdad real» y le gustaría que, de cara al futuro, esta jornada fuera «más una fiesta que una reivindicación».