De supervivientes a estar atrapados. Un año después del naufragio del pesquero Adriana ante las costas helenas, en el que murieron entre 500 y 750 migrantes que trataban de llegar a suelo europeo, unas 30 personas siguen en Grecia sin poder trabajar o salir del país, a la espera de ver si les conceden asilo.
«Vamos a las autoridades y les preguntamos si hay alguna decisión y lo que siempre nos dicen es que esperemos», detalla Zeeshan Sarwar, un paquistaní de 28 años que se cuenta entre los 104 supervivientes de una de las mayores tragedias en aguas del Mediterráneo. El joven asegura sentir «pánico» por no saber qué le deparará el futuro.
«Queremos trabajar para poder enviar dinero a nuestras familias en Pakistán», relata por su parte Inzmam Makbul, de 22 años, que vive con Sarwar y otros paquistaníes y egipcios en el campo de acogida de Malakasa, a las afueras de Atenas. Makbul, que era mecánico de coches en su país y perdió a cinco amigos en el naufragio, vive desde el pasado junio en una barraca de dos habitaciones con otras tres personas.
Imagen tomada del pesquero Adriana, con más de 700 personas a bordo, antes de la tragedia. - Foto: Reuters«El campo tiene solo un doctor para más de 2.000 personas», señala el joven, que relata que lo primero que hará cuando pueda salir de Grecia es regresar a su casa para abrazar a sus padres.
Rana Husnain, que estudiaba Ingeniería en Pakistán y que también está esperando la resolución de su petición de asilo, revela que su sueño es ir a Alemania, Francia o España para continuar sus estudios. «Quiero estudiar y convertirme en un empresario, ese ha sido mi sueño desde la niñez. Pero es solo un sueño», recalca.
Respecto a las condiciones en el campo de Malakasa, señala que las autoridades les dan solo una vez al día de comer.
Quince horas de angustia
El joven pagó 10.000 euros a mafias de traficantes de personas para que le llevaran a Italia, donde vive uno de sus hermanos. «Me dijeron que volaríamos hasta Italia, pero cuando llegamos a Libia los traficantes nos quitaron nuestros pasaportes y pertenencias y durante 30 días vivimos en un pequeño cuarto con un pedazo de pan y un poco de agua al día», señala Husnain.
Muchos migrantes permanecen en centros de acogida. - Foto: ReutersDespués, los embarcaron en el Adriana, en el que viajaron cinco días sin comida ni bebida, por lo que se vieron obligados a beber agua del mar. El abarrotado pesquero se hundió poco después de las 02,00 de la madrugada el 14 de junio de 2023 frente a la península del Peloponeso, en la costa sur de Grecia.
Según los comunicados de la Guardia Costera de Grecia, a las 11,00 horas del 13 de junio (15 horas antes del naufragio), las autoridades italianas alertaron a las helenas de que un barco con muchos migrantes navegaba al suroeste del Peloponeso. A las 15,35 horas de ese mismo día, los guardacostas griegos localizaron el barco, según la versión oficial, pero el rescate no comenzó hasta que el navío ya se había hundido. De hecho, según los testigos, la embarcación zozobró tras un intento de ser remolcada por parte de la Guardia Costera, algo que las autoridades helenas siguen negando rotundamente.
Los abogados de los supervivientes denuncian que, además de con retraso, se envió un patrullero sin medios para rescatar a tantas personas y no a un barco con más capacidad que estaba más cerca.
Las autoridades transportan el cadáver de una de las víctimas del naufragio. - Foto: Reuters«Queremos que los responsables sean castigados para que se haga justicia», señala Sawar, quien perdió a tres de sus primos y a su cuñado en el siniestro.