Antes de empezar el curso, Erling Braut Haaland (Leeds, 21/7/2000) se acercaba a los micrófonos con ese andar bamboleante de apariencia torpe para un tipo de 194 centímetros y 90 kilos, y la sonrisa pícara de quien trae un secreto, una 'bomba' informativa o una confesión, que fue lo que realmente hizo: «Pep se enfadará por esto», señaló. Se trataba de la revelación de unas charlas (más o menos privadas) en las que Guardiola le pedía una mayor involucración en el juego del equipo. «Quiero ser mejor jugador, lograr más asistencias… Los mejores jugadores son los mejores en las cosas más fáciles: tocar con la derecha y pasar con la izquierda, por ejemplo. Eso es lo importante».
Simplificar el juego del noruego para mejorar a un goleador que parece inmejorable. Ese es el objetivo mutuo del ariete y el entrenador del Manchester City, algo que parecía imposible, en una 24/25 que ha empezado de forma arrolladora, con siete tantos en los tres primeros partidos de la Premier League. Marcó el gol de la victoria en el debut 'sky blue' ante el Chelsea, le hizo tres al Ipswich Town en la segunda jornada y anotó otros tres ante el West Ham en la tercera. Es el primer jugador en la historia de la competición que marca dos 'hat-tricks' en las tres primeras fechas.
Cuando terminó el partido, volvieron a preguntar a Pep Guardiola por el noruego… y algo ha cambiado en el tono del catalán: «Ha participado mucho en el juego. No ha perdido ni un balón. Ha hecho un encuentro increíble, no solo con goles, sino también en defensa y en ataque».
El cambio
El técnico español sabe que tiene al mejor 'nueve' del momento, quizás el más letal de la historia a su edad. Una 'bestia' de físico privilegiado con una facilidad jamás vista para encontrar las redes del rival. Pero en su obsesión por la mejora constante, ya el pasado curso detectó que, debido a la dependencia de las dianas del noruego y a su juego (más estático), algunos rivales más físicos lograban desactivar a Haaland y, casi por contagio, a todo el ataque del City.
El de Santpedor dio más galones a Phil Foden (19 goles en Premier) y más minutos y responsabilidad a Julián Álvarez (11). De hecho, Haaland fue el máximo realizador liguero del equipo con 27 tantos en 113 disparos… pero Foden solo disparó ocho veces menos (105) en todo el campeonato, y el argentino, hoy en el Atlético, remató en 96 ocasiones. Los entrenadores del City quisieron 'diversificar' el ataque y, para ello, necesitaban a un Haaland más participativo, más consciente del juego global del equipo, más preocupado de fijar centrales y asociarse que de la verticalidad letal que había marcado en exclusiva toda su carrera.
«Me gusta cuando corre, cuando presiona como un animal», expresó Guardiola tras la segunda jornada. Su objetivo es moldear algo que ya parecía perfecto, lo que a veces choca con el carácter (aparentemente altivo) de Haaland. Hace exactamente un año, el nórdico sorprendía con unas declaraciones en L'Equipe en las que reconocía que la convivencia con su técnico «no siempre es agradable». El matiz de la exigencia máxima entraba en juego: «Es directo y honesto, y te enfrenta a la verdad. Y solo puedes mejorar cuando ves esa verdad: su objetivo es siempre hacerte mejor jugador y he progresado mucho con él».
Relación peculiar
Ambos han reconocido que 'chocan' en el día a día y que fuera de los campos mantienen una relación muy cordial e incluso «divertida». Desde ese trabajo se explican sus cifras en el Manchester City, con 97 goles en 102 partidos: en la Premier suma 70 en 69 encuentros, en las distintas Copas nacionales, nueve en 12, y en las internacionales (Champions, Mundial de clubes y Supercopa) 18 en 21.
De hecho, desde que marchó a las ligas 'mayores' (tras su paso por el Bryne y el Molde noruegos), sus cifras son salvajes: 212 tantos en 218 enfrentamientos oficiales (243 en 251 sumando 31 en 33 duelos con Noruega) sin haber cumplido los 25 años. Un promedio de 0,97 goles por partido que se asoma a algo parecido a la perfección… estado que Guardiola siempre querrá mejorar.