José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


Más cerdos que personas

21/09/2024

Estamos acostumbrados a llamarlo 'pantano' aunque sea un embalse, que no es lo mismo. Cuerda del Pozo es, además, un espacio al que estamos tan acostumbrados que no solemos reparar en los valores que puede tener y ya lo creo que los tiene. Se trata de un ecosistema cambiante, no sólo un gran depósito para regar algunas hectáreas en Soria y muchísimas en Burgos y Valladolid, amén de proveer de agua potable a buena parte de la población de su cuenca. Los que somos abuelos  nos hemos percatado de la  evolución de su fauna. Luciopercas, carpas, alburnos, black bass se le han comido el espacio a los barbos, o las truchas que otrora señoreaban en esas aguas. Como sabrán, el cangrejo autóctono ya ha desaparecido de este espacio, exterminado por el 'señal' y como curiosidad, no es difícil ver de vez en cuando a gaviotas sobrevolando este gran charco o encontrar conchas de pequeños moluscos que, en algunas zonas se reproducen con generosidad. En Herreros por ejemplo. Y ahí quería yo llegar.
El entorno de la Playa Peñagamella, más conocida como Herreros, muy cerca de ésta población y un poco más alejada de Abejar, es verdaderamente fascinante, hasta el punto que alguno de sus parajes se ha hecho merecedor de nombres como 'playa Caribe' y la 'isla de colores'. No se trata de lugares demasiado concurridos pero tienen un encanto innegable. Vayan y vean. Caminen desde Peñagamella por la línea costera de la derecha. Pueden hacer unos cuantos kilómetros y evaluar por su cuenta lo que ocurrirá si se materializa la instalación de una enorme granja porcina en sus cercanías. Dicen los ganaderos que se cumplirán todas las normas legales. Sólo faltaba. Pero lo que me preocupa es saber hasta dónde llega la supervisión de las condiciones en un futuro cercano para que no impacte esta factoría ganadera en el ecosistema que nos provee de agua para beber. 
Entiendo el interés de los industriales del sector porcino y por supuesto la preocupación de la población del entorno pero lo que de verdad me angustia es que la deriva que cada vez acentúan más los gobiernos de nuestro país, este último el que más, hacía el abandono de esta tierra que convierte buena parte de sus 10.000 kilómetros cuadrados en objeto de deseo para los que buscan territorios con recursos como el agua y poca gente que les incordie, para hacer de su capa un sayo sin mayores inconvenientes. Claro, dirán ustedes, ¡habrá que criar cerdos si queremos seguir creciendo con el negocio del torrenillo! Cierto, pero hará tope y nos quedaremos con lo que nadie desea y sin lo que aquí tanto queremos y que hace de Soria un lugar atractivo y saludable para visitar y sobre todo para vivir.

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