El juicio más largo que se recuerde en las últimas décadas en León, el que sentó en el banquillo a 16 acusados de homicidios y lesiones imprudentes por la muerte de seis mineros de la Hullera Vasco Leonesa a causa de la acción del grisú el 28 de octubre de 2013, suma otra cifra a las ya abultadas del caso, ya que el próximo sábado se cumple un año del final de la vista oral, a la espera de que se emita la correspondiente sentencia.
Una jueza, un fiscal, una decena de abogados de la acusación y otros tantos de la defensa y más de 50 testigos y 25 testigos peritos protagonizaron ocho semanas de largas y densas sesiones dirigidas a determinar las posibles responsabilidades sobre la postrera gran tragedia de la minería del carbón en la provincia leonesa, ocurrida en el Pozo Emilio, en Santa Lucía de Gordón, que acabó con seis vidas y cambió para siempre otras muchas.
La espera suma un año a la década transcurrida desde que ocurrieron los hechos hasta que el juzgado de los Penal número 2 de León acogió la sucesión de testimonios, informes, interrogatorios e interpelaciones vividas en el interior de la sala, donde no faltaron lágrimas, descalificaciones y momentos de mucha tensión de la vista, mientras algunos familiares y amigos de las víctimas asistían como espectadores, desde otra estancia, exteriorizando algunas veces pensamientos diversos y dolor e indignación en más de una ocasión.
También el exterior del edificio de juzgados de la capital leonesa vivió algunos momentos especialmente intensos; como ocurrió a la llegada de los acusados en más de una ocasión o con los reproches dirigidos a las organizaciones sindicales.
Rosas, velas, pedazos de carbón, un casco de minero y carteles con mensajes de petición de justicia y reparación acompañaron las largas e intensas jornadas e incluso se llegó a recordar lo sucedido con un ataúd y cinco cuerpos cubiertos con sábanas tendidos a escasos metros del lugar por el que accedían a la sede judicial algunos de los acusados.
Continúa una espera que tendrá una final quizá no definitivo y permanece el recuerdo de José Antonio Blanco, Juan Carlos Pérez, Roberto Álvarez, Orlando González, José Luis Arias y Manuel Moure, que encontraron la muerte a casi 700 metros de profundidad.