Una bolsa de pipas, una coca-cola o una cerveza, y una temperatura agradable son los ingredientes indispensables para la tarde perfecta de agosto de la cocinera Alejandra Antón. El escenario: su pueblo paterno, Fuentearmegil. «Pasar un rato con los amigos, con los vecinos. Da igual la edad, me encanta esa cultura intergeneracional y el sentimiento de comunidad de los lugares donde hay poquita gente», subraya. Si, de paso, se tercia un paseo en bicicleta al atardecer y contemplar los girasoles, o descubrir de noche las estrellas en el inmaculado cielo de la ribera soriana, la jornada veraniega raya la sublimidad frente a cualquier otro plan vacacional.
Alejandra Antón (21 años) ha crecido entre el restaurante La Chistera de la capital soriana, regentado por sus padres, y Fuentearmegil. A punto de graduarse en Gastronomía y Artes Culinarias en el Basque Culinary Center de San Sebastián, ha tenido la oportunidad de realizar sus prácticas en Casa Urola, en la capital donostiarra; en Aponiente, en el Puerto de Santa María (Cádiz); y en Central, en Lima (Perú), donde ha finalizado su trabajo fin de grado en el proyecto de la ONG Mater Iniciativa.
Sin embargo, excepto el verano en el que estuvo a las órdenes del 'chef del mar' Ángel León, los periodos estivales siempre los ha pasado en Soria. «Entre fiestas, trabajo, restaurante, deporte y lectura», destaca. Recuerda su niñez «yendo y viniendo» al pueblo, jugando en el parque de Santa Clara de la capital soriana y en las calles de Fuentearmegil, acompañada de sus padres y abuelos. «Los ratos de la piscina, las rutas por la naturaleza, las salidas al pantano... Es que me encanta el verano en Soria», reitera.
La semana la comenzó en su pueblo y el martes ya tuvo que desplazarse a Soria para echar una mano en La Chistera. «Hay que aprovechar el verano y Navidad, que es cuando más trabajo hay», sostiene. Su tarea en el negocio familiar la combina estas semanas con los cursos de cocina de la campaña Comercio Rural 2024 de la Diputación Provincial de Soria, que ya la ha llevado por municipios de la Ribera y Pinares.
La joven chef soriana se perfila como firme promesa de la alta cocina nacional e internacional. Aún no ha decidido cuál será su destino profesional inmediato. En octubre, Alejandra Antón se gradúa. «De momento, estoy con lo de la Diputación. Tengo varias ofertas que estoy estudiando, pero no sé si continuar por la cocina o por la investigación. Estoy en un limbo...», confiesa.
Por ahora, seguirá disfrutando del verano de su tierra. «Soy soriana por los cuatro costados», ensalza. Es lo que toca en la recta final del verano. El futuro laboral puede que la lleve lejos de esos ratos de calma, aposentada en una sencilla silla de plástico departiendo con los siempre, esos instantes que tanto echó de menos cuando completó las prácticas en la costa de la bahía gaditana. «Es que da igual con quién estés, es lo mejor», insiste.
Es obvio que, esté donde esté, Alejandra Antón no cejará en el empeño para pasar el máximo tiempo posible en esos lugares en los que ha vivido sus veranos más felices.