Una despedida de altura

Roberto Morales (EFE)
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Toni Kroos acapara toda la atención en su último encuentro en el Santiago Bernabéu

La plantilla merengue manteó al alemán al finalizar el encuentro contra el Betis. - Foto: Europa Press

Toni Kroos disfrutó el pasado sábado de una despedida con honores en el estadio Santiago Bernabéu, a la altura de la leyenda forjada en una década repleta de éxitos, de un centrocampista inolvidable para el cuadro merengue que colgará las botas tras la mejor temporada de su carrera a los 34 años, con el reconocimiento de todo el mundo del fútbol y aguantando como pudo el llanto que inundó la grada en el adiós más emotivo.

«Gracias, don Antonio», rezaba la pancarta de un aficionado de avanzada edad que quiso transmitir su agradecimiento en la grada del coliseo blanco. Fue el sentir de la hinchada a una pieza clave de cada uno de los 22 éxitos de la última década que el mediocentro alemán logró en la entidad deportiva de Concha Espina.

El teutón se va dejando su mejor imagen sobre los terrenos de juego, al mando siempre del Real Madrid, imponiendo el estilo, la seguridad en el pase, la paz con balón cuando el equipo sentía agobio por la presión del rival, la precisión en el desplazamiento en largo para lanzar contragolpes letales o dar aire con cambios de orientación. El cerebro de todo.

Su entrada al campo se produjo en su partido 464 con el equipo de la capital, el quinto extranjero con más encuentros en la historia del club blanco. Un pasillo de todos sus compañeros, incluidos los lesionados Aurélien Tchouaméni y David Alaba, todos con camisetas con el dorsal 8 en su espalda, al que se sumó incluso el rival, el Betis, en el reconocimiento a un jugador único.

Su triunfo 300 lo dejó para la final de la Champions. No llegó en un partido en el que jugó 87 minutos, antes de dejar su sitio a Dani Ceballos en el campo y marcharse como pisó el césped, con todo el público del Bernabéu en pie, el aplauso ensordecedor de 80.000 personas, con reverencias de la grada a un futbolista al que añorará la entidad merengue y tras unos minutos con el brazalete de capitán.

«Gracias leyenda», rezaba la pancarta gigante del fondo sur en un lateral mientras que desde el segundo anfiteatro colgaba una con la figura del centrocampista y los trofeos conquistados en el equipo que engrandeció su carrera: 464 partidos con el Real Madrid, 299 victorias, 89 empates y 75 derrotas, autor de 28 tantos y 93 asistencias.

«Toni, Toni Kroos....Kroos», se coreó en la grada del feudo merengue, que reconoció cada pase preciso del alemán y dedicó aplausos en cada saque de esquina. De pie tras una falta en el minuto 85 en la que acarició el gol antes de ser sustituido y vivir los momentos de máxima emoción.

Primero en el centro de un círculo hecho por todos sus compañeros, a los que abrazó antes de sentir el respeto y la admiración de la afición, rendida a sus pies. El abrazo con Carlo Ancelotti al llegar al banquillo. Un hombre de hierro que no se derrumbó ni con las lágrimas de sus tres hijos, a los que cogió en brazos mientras el estadio 'lloraba', ni con la emotividad del abrazo a su mujer.

«Te quiero Toni Kroos», retumbó durante minutos desde la grada de animación en los últimos compases del partido y cuando de verdad llegó el final del germano en el Santiago Bernabéu. Fue manteado por sus compañeros en el centro del campo y acudió al fondo junto a sus hijos para escuchar el cántico, con la ovación de la plantilla en el centro del terreno de juego en gestos de máximo respeto, dejando todo el protagonismo al futbolista alemán en un día que no olvidará.