Una banda sonora centenaria entonada por 528 teclas

Sonia Almoguera
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Con la última donación de un Jayel del siglo XX, el Casino Círculo Amistad Numancia suma ya seis pianos a su patrimonio musical

Una banda sonora centenaria entonada por 528 teclas - Foto: Eugenio Gutiérrez Martínez

«Conserje y pianista», recalca Adolfo Sainz, presidente del Círculo Amistad Numancia. Sin ellos no había Casino. El primero para atender todas las cuestiones administrativas y de gestión que pudieran surgir. El segundo, para poner banda sonora al día a día de los socios en sus instalaciones. Tanto el Casino de Numancia como el Círculo de la Amistad (ambos se fusionarían en lo que hoy es el Casino Círculo Amistad Numancia en el año 1961) siempre tuvieron muy presente esta cuestión, especialmente la segunda. Damián Balsa o Anselmo García Ballenilla fueron dos de sus más famosos pianistas, aunque ahora el Casino necesitaría 'multiplicarles' por tres porque, en la actualidad, cuenta con nada menos que seis pianos: dos de cola, cuatro de pared, que suman 528 teclas. La familia Moya donó hace unas semanas un nuevo instrumento que luce ya en el pasillo de los espejos que da acceso al emblemático salón Gerardo Diego. Se trata de un piano «muy bonito» que data de mitad del pasado siglo XX y pertenece a la casa fabricante Jayel, «que tenía la particularidad de que elaboraba cada piano de manera artesanal», explica Sainz.

Una banda sonora centenaria entonada por 528 teclas
Una banda sonora centenaria entonada por 528 teclas - Foto: E.G.M Eugenio Gutiérrez Martínez
Junto al piano, la familia Moya también ha regalado a la entidad un mueble que, en realidad «es una caja de música». Pero el que da la nota dominante, a sólo unos metros de distancia, es, por supuesto, la gran joya de la institución: el Steinway&Sons, el piano que el Casino de Numancia compró en el año 1886 por 7.000 reales que costaron, finalmente, la quiebra a la sociedad recreativa. Por sus 88 teclas han pasado los dedos de grandísimos músicos incluidos los del poeta (y, como su amigo Federico García Lorca, gran pianista) Gerardo Diego. Tanto que en el año 1921 realizó en él su mítico Curso de historia de la música de piano, 14 conferencias-concierto con los que deleitó a los socios más melómanos del Casino de Numancia. El Steinway&Sons, que tras su restauración en el año 1998, fue valorado en 40.000 euros, es sin duda el piano más 'deseado' del Casino. «Todo el mundo quiere tocar en él». De hecho, este fin de semana va a protagonizar dos conciertos. El de este viernes, organizado por la Asociación En ViBop, contará con todo un mito actual del estilo blues boogie-boogie, Lluís Coloma; el segundo, el sábado, estará protagonizado por el grupo Dúa da Pel. El Steinway ha protagonizado grabaciones de discos e innumerables sesiones fotográficas, pero no cuenta aún con su propio libro a diferencia del otro gran tesoro pianístico del Casino: el gran Rönisch Concert del salón Gaya Nuño. A este instrumento errante que estuvo perdido durante más de dos décadas Norberto Francisco Moreno le dedicó la obra El gran piano de la Amistad en la que, casi a modo de novela de detectives, logró encontrar la pista de su origen y reconstruir su rocambolesca desaparición. Hace apenas un año, la entidad BIC con 176 años de historia emprendió un nuevo proyecto: devolver al emblemático Salón de los Espejos, el que frecuentaba Antonio Machado, el ambiente de Casino decimonónico. Gracias a Vicente Carnicero, se instaló un piano en esta estancia para disfrutar de amenización musical y para que pianistas o alumnos de este instrumento puedan practicar. De momento, se han llevado a cabo dos conciertos, muchos menos de los esperados, confiesa  Sainz. «Todo el mundo quiere tocar el Steinway». Y es una pena, «porque el del Salón de los Espejos es un buen piano», reitera. El Casino cuenta con otros tres pianos más. Uno de ellos, donado por Encarnación Redondo, se encuentra ubicado en el Salón Gaya Nuño y otro más, por Elena Moreno, en la Museo Casa de los Poetas.