Sí, este gobierno puede ir más allá de lo previsible, más allá de lo que marcan leyes y recoge la Constitución. Puede imponerse a las decisiones de los tribunales, aprobar leyes ad hoc para favorecer a determinados condenados, borrar de todos los archivos y registros los documentos que enturbian biografías de personas ideológicamente cercanas o que pueden echarle un cable en una votación difícil, y también puede blanquear a personajes que han empuñado pistolas para asesinar a sangre fría o han dado órdenes a otros para que lo hagan, como vulgares sicarios.
Sí, puede. A Pedro Sánchez no le para nada ni nadie. Es el único presidente europeo que ha acogido a comunistas en su gobierno, aunque podía buscar otras opciones, y el único al que le tiene sin cuidado que en el escenario internacional, sobre todo en el de Bruselas, la imagen de España decrezca a ojos vistos ante las decisiones inauditas que toma el gobierno social-comunista.
En Bruselas ya no solo se habla en los corrillos de Polonia y Hungría como países que deberían dejar de ser miembros porque no cumplen los requisitos democráticos; ahora también es fácil encontrar comisarios -no solo Didier Reynders- que critican abiertamente al gobierno de Pedro Sánchez. Lo que más les indigna es la "ocupación" de las instituciones del Estado y que no acepte las decisiones judiciales que le incomodan, imponiendo el poder Ejecutivo al Judicial. En España, en cambio, indigna más su encuentro con Bildu. No solo porque tanto el presidente como sus ministros negaban tajantemente esa posibilidad, con argumentos sólidos, sino porque además dedica a Aizpurua una gran sonrisa, cuando la mano que mece la cuna de la portavoz parlamentaria no es precisamente una mano de paz. Todo lo contrario.
No hay día en el que no se publique una noticia estremecedora, de esas que hacen dudar sobre el respeto del gobierno español a la democracia. La de este lunes la sirve en bandeja el digital The Objective, que publica el informe del Tribunal Constitucional que podría servir de base para anular la sentencia de los ERE y sean absueltos los condenados de ese escándalo, el mayor caso de corrupción que se ha dado en la España del postfranquismo. Entre los condenados se encuentran los expresidentes de la Junta andaluza y expresidentes del PSOE, Chaves y Griñán.
Si ese informe es real, y el periódico recoge párrafos enteros, es para echarse a temblar. De Pedro Sánchez se puede esperar todo, incluso la anulación de condenas en firme utilizando métodos torcidos que nunca utilizaría un gobierno respetuoso con las leyes. Perdió las elecciones, pero no ha dudado en llegar a pactos con partidos que cualquier país con principios consideraría indeseables. Aunque, ya puestos, el mayor indeseable es quien pacta con ellos porque antepone su interés por seguir gobernando a cualquier otra circunstancia. Y, ya que gobierna, salva a los suyos de todo mal.