Los 45 minutos excelsos de Isco Alarcón en la segunda parte no fueron suficientes para el Betis, que se atascó en su objetivo de acercarse a los puestos europeos tras empatar 1-1 frente al Getafe en el Coliseum, escenario del quinto partido consecutivo en el que el conjunto azulón no consigue sumar una victoria.
A Isco le costó entrar en el partido. No reclamó protagonismo en la primera parte, pero en la segunda se puso el traje de mago y maduró sin éxito la victoria de un equipo que también pudo perder con el empuje del Getafe en un duelo igualado sobre el césped del Coliseum.
Antes de la explosión de Isco, el Betis se aprovechó de un inicio inesperado de su rival. Y es que, pese a la necesidad de sumar una victoria tras cuatro partidos consecutivos sin ganar (una derrota y tres empates), el Getafe saltó al terreno de juego atontado. Sin la característica garra de sus jugadores, regaló un gol en la primera jugada, algo inconcebible para un técnico muy exigente con su defensa como José Bordalás.
Un error de sus dos centrales -Stefan Mitrovic y Gastón Álvarez-, provocó un gran disgusto al técnico alicantino, que en apenas un minuto vio como su planteamiento se vino abajo. Tanto el serbio como el uruguayo salieron a por Borja Iglesias al mismo tiempo y dejaron una autopista tremenda a Marc Roca, que se apoyó en su compañero para plantarse solo delante de David Soria. No falló y el Betis se vio con un regalo que rara vez concede el Coliseum.
A Bordalás se le llevaron los demonios, pero su equipo tuvo la virtud de recomponerse casi al instante para tomar las riendas del duelo, algo que no acostumbra a hacer. Siempre suele esperar a su rival con una presión asfixiante para buscar con un juego directo la portería rival. Con el gol de Marc Roca, tenía que agarrar la pelota e ir sin tapujos a por el Betis. El mundo al revés.
Pero no le sentó nada mal al Getafe ese nuevo traje. Con Mauro Arambarri al mando, inspirado en casi todas sus acciones, disputó veinte minutos de gran calidad. Demostró que sabe jugar a otra cosa, que tiene capacidad para generar juego y, fruto de su cambio de actitud, recogió el premio del empate con un cabezazo de Borja Mayoral a centro de Diego Rico desde la banda izquierda. El lateral del Getafe sumó su quinta asistencia en Liga, sólo Saúl Ñíguez iguala esa estadística.
La conexión entre Rico y Mayoral, otro de los hombres inspirados este año en el Getafe (cinco goles), devolvió al equipo de Bordalás, que se echó atrás y cedió la manija del partido al Betis. En ese instante se esperaba a Isco Alarcón o a Assane Diao, la joya de la cantera del Betis. Sin embargo, no estuvieron inspirados. Isco dejó alguno de sus detallitos, pero todos inservibles. Prácticamente desapareció hasta su posterior resurrección. Y Diao anduvo voluntarioso, pero errático en los primeros controles y algo atolondrado. Nadie del Betis inspiró temor al Getafe y el descanso llegó sin más historias en el Coliseum.
En el regreso, Bordalás sorprendió con un cambio defensivo. Quitó del terreno de juego a Arambarri para meter a un central como Omar Alderete a dirigir el juego del Getafe junto a Nemanja Maksimovic. Al técnico del Getafe parece gustarle jugar con un defensa en el centro del campo. Lo hace siempre que puede con Djené Dakonam, que no pudo jugar por acumulación de tarjetas. Tardó 45 minutos en volver a insistir en una idea que, de salida, no funcionó.
Entonces, Isco, por fin, dio un paso adelante y el Betis metió una marcha más. Salió a por el partido y el mismo Isco estuvo a punto de desnivelarlo con un disparo que salvó Soria con su pie derecho. El Getafe, sin Arambarri, perdió el rumbo. El Betis, con Isco, lo encontró. Y Bordalás, atento, rectificó a falta de media hora. Sacó del terreno de juego a Mitrovic, bajó al centro de la defensa a Alderete e introdujo en el centro del campo a Carles Aleñá.
Justo reaccionó cuando los hombres de Pellegrini amasaban el gol. Se olía en el ambiente, pero la rectificación de Bordalás volvió a equilibrar el encuentro y el Getafe hasta pudo llevarse la victoria. Sin embargo, Jaime Mata, Latasa, Carmona y Mayoral no estuvieron inspirados en los últimos metros. Erraron en los últimos metros, sobre todo Mayoral, que se encontró con un guante de Claudio Bravo en un mano a mano que podría haber sido decisivo. Al final, ni Isco, ni el último empujón de los delanteros del Getafe, sirvieron para evitar un empate que no dejó satisfecho a nadie.