Apesadumbrado, derrotado, tirado sobre el césped y con el corazón encogido por un tanto cruel del italiano Mattia Zaccagni, Luka Modric se derrumbó por completo en lo que apunta a que será su despedida de la selección balcánica.
No lo confirmó, pero el adiós del centrocampista de los grandes escenarios internacionales parece un hecho. Sus lágrimas, cuando dijo sus primeras palabras tras el choque ante Italia, fueron una señal casi inequívoca de que el 'mago' balcánico había dado sus últimas patadas a un balón con la camiseta del cuadro ajedrezado. Aún así, se resiste a abandonar, se agarra al presente y no quiere pensar en el futuro. «Ya veremos, no es momento para esas historias», aseveró cuando le preguntaron por su continuidad.
Falló un penalti en la segunda parte ante un Donnarumma gigantesco. Pero se resarció unos segundos después, al anotar un potente remate en el que poco pudo hacer el meta del Paris Saint-Germain. Había esperanza para la subcampeona del mundo en 2018. Pero todo se desvaneció tras el tanto 'in extremis' anotado por Mattia Zaccagni en el tiempo de descuento.
El '10' de los merengues, sin camiseta, se derrumbó. Su entrenador, Zlatko Dalic, acudió al rescate. También el entrenador de porteros Marijan Mrmic. Entre los dos intentaron consolar a un héroe desolado, derrotado en Leipzig, como Napoleón en la llamada 'batalla de las Naciones' en una pradera no muy lejana a la ubicación del Red Bull Arena.
Envuelto en lágrimas, hizo sus primeras declaraciones. Después, recogió el premio al mejor jugador del partido que le otorgó la UEFA. Se hizo una foto para la posteridad con el trofeo en sus manos: lució sin camiseta, devastado y con el rostro destrozado tras llorar como nunca antes se le había visto. «El fútbol es cruel», acertó a decir el futbolista. Fueron sus últimas palabras, las de un jugador que probablemente dijo adiós a su selección con las lágrimas de un hombre abatido tras terminar el choque.