Alberto Palacios Lázaro

Alberto Palacios Lázaro


La línea 2

21/09/2024

Ni siquiera le interesaba tanto aquel artículo. En la parada, el panel que indica los tiempos de paso tasaba en 14 minutos la llegada del 2. El clima ya había cambiado. Se notaba, porque esas cosas se notan. Pero aquella tarde aún era agradable. Sin mayor pretensión que la de hacer tiempo hasta que le recogiera el urbano, se entretuvo con el móvil. Asumió el riesgo de entrar en X, el antiguo Twitter. Era consciente de la mala prensa que tiene la plataforma desde que fue adquirida por Elon Musk. Y, sobre todo, desde que el empresario norteamericano eliminara los filtros de censura de la app. Aun con todo, temeroso del advenimiento de un soporífero cuarto de hora, siguió navegando por la red social del dueño de Tesla y se cruzó con aquel artículo. Con la guardia baja, pinchó sobre él, sin percatarse de que se trataba de una noticia de un medio que no pasaba los filtros del Gobierno central. Poco pudo leer. Al poco, en lugar del 2, llegó el coche del comisionado encargado de controlar este tipo de actitudes reprobables. «Va a ser sancionado. Ha accedido a un medio de comunicación que no vela por los intereses gubernamentales», le informó uno de los funcionarios. «¿Pero no ha escuchado usted al presidente? De verdad. Les dejamos solos y mire en los líos que se meten. ¿Si no es por nosotros, quién le hubiera protegido de esa noticia?», añadió el otro funcionario, menos protocolario. «Peor aún», interrumpió el primero. «Veo en nuestra base de datos que es usted reincidente». «Pero, caballero…», se decepcionó el segundo. «Es usted un ciudadano muy irresponsable, a todas luces. Leo que también hace oídos sordos a nuestro ministro Urtasun, pues ha renovado recientemente su abono de los toros». El segundo continuó repasando la ficha del ciudadano. «Su historial de navegación es terrorífico. Periódicos, radios, televisiones. Además, ha buscado cuándo cae la Semana Santa este año y ha reservado mesa en un asador de la provincia. Le va lo ilegal, caballero. Realmente, está usted muy desorientado. Si no le llegamos a encontrar, ¿qué sería de su vida? Luego se creen todo: que si los másteres, que si 1.500 euros la noche, que si el tren funciona mal, ¡que si hay censura…!». 
«No nos mire así. Si es por su bien. Hemos venido a regenerar la democracia, nada más. Lo que no puede la gente es ir leyendo, por ahí, las noticias que le da la gana. Lo nuestro nos está costando hacer limpieza en los medios de comunicación, no lo empeore… Debe ser consciente de que la mayoría de los medios mienten. Se lo aseguro yo». «Porque luego, mire las encuestas. ¿Ha visto el último CIS? Seguro que no. A usted solo le interesan los bulos y las manipulaciones. Pues el último CIS da una ventaja de casi 5 puntos al primero sobre el segundo». «¿Y por qué le teme tanto a la verdad y a las urnas?», preguntó el abroncado hombre, mientras el Lamborghini urbano de la línea 2 asomaba a lo lejos.