En un esprint muy disputado y emocionante, el italiano Jonathan Milan (Bora Hansgrohe) alzó los brazos como vencedor de la cuarta etapa del Giro de Italia, disputada entre Acqui Terme y Andora, con un recorrido de 190 kilómetros y en la que retuvo sin problemas la maglia rosa de líder el esloveno Tadej Pogacar (UAE).
Una verdadera máquina, el velocista nacido en Tomezzo hace 23 años, feliz por haber dedicado a sus padres, presentes en la meta, un triunfo bien trabajado por todo su equipo y firmado con una potencia descomunal.
Era la segunda vez que se imponía en el Giro, esta vez por delante del australiano Kaden Groves (Alpecin) y del alemán Phil Bauhaus (Bahrain), dando tiempo al pelotón en 4h.16.03, a una media de 44,5 km/hora. Se volvió a meter en la pelea el colombiano del Movistar Fernando Gaviria, quien entró séptimo.
Día tranquilo para Pogacar, aunque los sustos nunca faltan, en forma de caídas sobre todo, como la que le costó la retirada al eritreo Biniam Girmay. El esloveno sigue de patrón del Giro, con 46 y 47 segundos sobre Geraint Thomas (Ineos) y el colombiano Daniel Felipe Martínez (Bora). El primer español es Juanpe López (Lidl), séptimo a 1.11 minutos.
Ganna intenta la fuga
Jornada propicia para el esprint con una sola dificultad, el ascenso a la Colle del Melogno (3a, 7,5 km al 4,8), situado en el ecuador del trayecto. Hubo escapada efímera protagonizada por el doble campeón del Mundo contrarreloj Filippo Ganna, pero el gigante de Verbania lo pensó mejor y se dejó atrapar con toda la etapa por delante.
En la siguiente escapada hubo presencia española, el asturiano Fran Muñoz (Polti Kometa), afincado en Mataró, quien se alió en la aventura con el francés Calmejane (Intermarché) y el sudafricano Stefan De Bod (EF Education) para buscar un botín casi imposible.
El trío rebelde llegó a tener 6 minutos de ventaja el citado puerto, pero empezó a perder fuerza a medida que se acercaba la zona llana que conducía a meta. A 76 km de la línea final Calmejane esperó al pelotón, que rodaba a 3 minutos. Por delante Muñoz y De Bod siguieron desafiando a la lógica bajo una intensa lluvia.
Carretera mojada, peligrosa, por lo tanto caídas, como la que afectó a Fernando Gaviria y a Biniam Girmay. El colombiano del Movistar retomó la ruta, el eritreo, en día aciago, tuvo una segunda caída y se fue a casa.
Milan impone su poderío
La resistencia de la fuga, estabilizada durante muchos kilómetros, pasó a la pequeña historia de la etapa a 4 km de Andora, provincia de Savona, en Liguria. Fue decisivo la subida al Capo Melle, cota mítica de la "Classicisima" Milán San Remo, en cuya base atacó con fuerza Filippo Ganna.
Ganna voló con la jauría persiguiendo a la desesperada. Se marchaba el gigante italiano, lo que obligó a los equipos de los esprinters favoritos a conectar las alarmas. Todos a por él con apenas 5 segundos de separación.
El Lidl tomó la responsabilidad para lograr la caza, objetivo que cumplió a 500 metros de la línea. Allí apareció poderoso, sublime, Jonathan Milan, un corredor que procede de la pista y que machaca los pedales de manera brutal.
Finalmente firmó la obra de arte preparada por el equipo y culminada por él. Era su novena victoria profesional, la cuarta de la temporada y la segunda en el Giro. Esta campaña ya dejó su sello con dos triunfos en la Tirreno Adriático y en la Vuelta a la Comunitat de Valencia.
Este miércoles se disputa la quinta etapa, entre Genova y Lucca, con un recorrido de 178 km, jornada de media montaña con inicio plagado de cotas y el Passo del Braco (3a, 15,3 km al 4 por ciento) como principal dificultad en el km 60. A partir de ahí, terreno asequible, interrumpido por una pequeña elevación de cuarta, Montemagno (4a, 3 km al 4,3) a 20 de meta. Los aventureros pueden tener un buen día.