Cuando el Leicester ganó la Premier League de 2016 contra todos los pronósticos y firmó una de las grandes sorpresas de la historia del fútbol, Claudio Ranieri, su entrenador, habló en términos casi etéreos de la victoria. Ahí tenía que haber «algo más que fútbol». El italiano mentó «la fe». Claro que no se refería a nada divino, sino al compromiso de aquel grupo de futbolistas (Vardy, Schmeichel, Kanté, Mahrez, Chilwell, Dyer…) que creyeron firmemente en lo que estaban haciendo y en que ese trabajo podía llevarlos lejos. Se alinearon todos los astros, decían, sin tener en cuenta la enorme cantidad de partidos que el Leicester remontó tras ir por detrás en el marcador, ganó con goles en el descuento, etcétera.
El Atlético de Madrid está tirando de fe para creer en la tercera Liga de la 'era Simeone'. Sólo esta temporada, la enumeración de goles 'milagrosos' da para estudio. En la cuarta jornada de Liga, Ángel Correa logró un tanto en el minuto 92 para arrancar los tres puntos de San Mamés (0-1); en la séptima, también a domicilio, Julián Álvarez enchufó el 0-1 en el minuto 90, y una jornada después de nuevo Correa tiraba de 'épica' en el minuto 95 para empatarle el partido (1-1) al Real Madrid. En la 14ª, Sorloth esperó hasta el 88 para hacerle el 2-1 de la victoria al Alavés, y en la 16ª se elevó todo al máximo exponente de esa fe para convertir un 1-3 favorable al Sevilla en el 4-3 que llevó el delirio a la grada de Metropolitano: Griezmann marcó el tanto definitivo en el 94. El último triunfo en casa del Barça (el primero de Simeone y el primero del Atlético en 18 visitas) se ejecutó con ese tanto de Sorloth en el minuto 96 (1-2) que ha situado a los rojiblancos en lo más alto de la clasificación, reviviendo aquellas sensaciones de 2014 y 2021, cuando arrebataron el título de Liga a Madrid y Barça.
A estos goles en la Liga se unen otros tantos en Champions y Copa que convierten la temporada del Atlético en un vaivén de emociones. En Europa, todo olía a chamusquina después de caer por 4-0 ante el Benfica y 1-3 en casa contra el Lille, sobre todo porque el siguiente reto pasaba por el Parque de los Príncipes ante el Paris Saint- Germain. Con un asedio brutal sobre la portería de Oblak y 1-1 en el marcador, Ángel Correa aprovechó un error de Donnarumma para hacer el 1-2 en el minuto 93. Previamente -en el debut del equipo en la Liga de Campeones-, Giménez ya había dado el triunfo ante el Leipzig (2-1) con un cabezazo en el minuto 90. Y en la Copa, las dos rondas que ha superado el Atlético han tenido que esperar al último instante: goles en el 92 y el 96 para ganar 0-2 en Cáceres y goles en el 82 y el 89 para ganar 1-3 en Vic.
El 'efecto Correa'
En todo este camino de «creer hasta el final», el nombre de Ángel Correa aparece varias veces. Es uno de los mejores 'actores secundarios' de nuestra Liga. A sus 29 años, el argentino suma cinco tantos esta temporada, los cinco saliendo desde el banquillo… los cinco en el descuento o rozándolo. Además de los tres ya mencionados, Correa salió del banquillo en los últimos once minutos ante el Slovan de Bratislava y se encargó de cerrar la goleada con los goles quinto (minuto 85) y sexto (89). Según las estadísticas de 'Driblab', con datos desde 2010 en las cinco grandes Ligas y desde 2014 en la Champions, es el quinto mejor goleador suplente de Europa sólo por detrás de Morata, Petersen, Muriel y Stuani. El de Rosario (85 goles y 62 asistencias en 444 partidos con el Atlético) representa exactamente esa fe con la que el Atlético le ha dado la vuelta a la tortilla.
«En Sevilla (ante el Betis) tocamos fondo y hablamos de lo que había que cambiar», analizaba Simeone recientemente. Desde entonces el 'Atleti' acumula 12 victorias seguidas, la mejor racha actual de triunfos de cualquier equipo en las cinco grandes. Y en el año que ahora termina, sólo le supera el Inter de Milán, que entre enero y marzo llegó a 13… un número que los rojiblancos, salvo sorpresa mayúscula, alcanzarán el próximo 4 de enero con la visita copera al Marbella. Y a seguir creciendo y creyendo en eso del «partido a partido»: la férrea convicción en el plan que les llevó a mover los cimientos de la Liga en un pasado reciente que están dispuestos a repetir.