El 'caso Koldo' acaba de convertirse en el 'caso 'Abalos' desde el momento en el que el titular del juzgado de instrucción número dos de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, ha elevado una exposición razonada al Tribunal Supremo para que se haga cargo del sumario dada la condición de aforado del diputado José Luis Ábalos, que fue ministro en varios gobiernos de Pedro Sánchez y secretario de organización del PSOE.
Puede darse por hecho que el Tribunal Supremo se hará con la causa, aunque tendrá que determinar el alcance de sus investigaciones, que posiblemente afectará a todos los señalados en las distintas patas que tiene el asunto, de las comisiones por la venta de mascarillas a distintos organismos públicos al rescate de la compañía aérea Air Europa, utilizando las mañas de la 'organización criminal' y el cohecho del que se habría beneficiado Ábalos por disponer de un chalé en Cádiz adquirido por la trama y por el alquiler del piso en el que vivía su pareja. El juez instructor señala que existen 'indicios serios' de que Ábalos ha tenido un "papel principal" en la trama. En esta ocasión la decisión del juez se encuentra en consonancia con el informe de la Fiscalía Anticorrupción que solicitaba al juez que adoptara esa decisión porque "resulta difícil entender la operativa desarrollada por Koldo García -exasesor del exministro- y Víctor de Aldama -el presunto conseguidor de la trama- sin la participación" de Ábalos.
Comienza ahora una nueva fase del 'caso Ábalos' de consecuencias imprevisibles, porque todavía no se conoce el contenido de algunos dispositivos digitales incautados a la trama, que aprovechó el descontrol generado por la pandemia y las influencias de Koldo García, la mano derecha de Ábalos, y del 'conseguidor' Victor Aldama, para penetrar en distintas Administraciones que se ven salpicadas y en las que habrá que investigar su papel. Tanto el informe de la UCO solicitado por el juez Ismael Moreno, como la auditoría encargada por el actual ministro de Transportes, Óscar Puente, señalan que Ábalos era conocedor de las actividades de Koldo García y su cobro de comisiones ilegales para favorecer la adjudicación de contratos a las empresas de Víctor de Aldama, y apuntan a la responsabilidad de José Luis Ábalos en la 'organización criminal'
Con el traslado del sumario al Supremo, Ábalos está a punto de conseguir lo que deseaba, ser considerado como investigado para defenderse de unas acusaciones que afirma que son falsas. Y no se pueden desdeñar las consecuencias políticas que pueden acarrear las pesquisas judiciales por si existen nuevos asuntos de los que no se tiene conocimiento hasta ahora, un temor soterrado en Ferraz y en el Gobierno por si existe "una bomba de relojería" que incremente el estigma de la corrupción, y que minusvalore la primera reacción de apartar a Ábalos de la disciplina socialista.
De ahí deriva otro asunto, conocer cuál será la reacción de Ábalos y si se mantendrá en la ley del silencio o si al verse cercado decide 'tirar de la manta' siempre que tenga motivos judiciales suficientes para hacerlo. O puede complicar aún más la debilidad parlamentaria de Pedro Sánchez, que necesita hasta el último voto para sacar adelante sus iniciativas. Con el 'caso Ábalos' en el Supremo, las sesiones de control al Gobierno se van a convertir en monográficas sobre la corrupción en el PSOE, para lo que se queda corto el contraataque con la defraudación fiscal del novio de Ayuso. .