La peor catástrofe ambiental del siglo registrada en España, la DANA que la pasada semana arrasó pueblos enteros dejando, por el momento, más de 200 víctimas mortales y cientos de desaparecidos, obliga a poner el foco en aquellos territorios que, como los pueblos devastados en Valencia, Castilla La Mancha o Andalucía, se localizan en zonas inundables. Porque, por desgracia, son muchos los municipios que tienen barrios enteros en este zonas de riesgo y, en muchas ocasiones, sus vecinos ni lo saben.
Se estima que un tercio de los municipios españoles y aproximadamente unas cuatro millones de personas viven en áreas inundables. En la provincia de Soria, cerca de una treintena de pueblos cuentan en sus términos municipales con áreas catalogadas como «zona inundable con alta probabilidad» (periodo de retorno de diez años). Según explican desde la Confederación Hidrográfica del Duero, la alta probabilidad «se asocia con un caudal (máximo anual) ligado a un periodo de retorno de diez años, esto es, aquel caudal cuya probabilidad de igualarse o de ser excedido, en un determinado año, es de 1/10». En definitiva, son zonas donde hay «un 10% de probabilidad de que en un año se iguale o supere» el caudal máximo anual.
Hablamos de riesgo alto pero, si nos referimos a zonas con riesgo medio (frecuencia de entre diez y 100 años) o bajo (recurrencia de 500 años), los datos crecen sustancialmente. De hecho, prácticamente todos los municipios bañados en la provincia por el Duero, el Ebro o alguno de sus afluentes tienen terreno considerado zona inundable de probabilidad excepcional.
Así se desprende de los datos que ofrece el Ministerio para la Transición Ecológica a través de su Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables (SNCZI), la herramienta que permite a los ciudadanos consultar el mapa de zonas inundables [https://sig.mapama.gob.es/snczi/].
Los datos que ofrece el SNCZI siguen los principios marcados a nivel comunitario en la Directiva 2007/60 sobre evaluación y gestión de riesgos de inundación y en la Directiva Marco del Agua 2000/60. Esta directiva obliga a los estados miembros a realizar una Evaluación Preliminar del Riesgo de Inundación (EPRI) y la identificación de Áreas con Riesgo Potencial Significativo de Inundación (ARPSI), así como a elaborar mapas de peligrosidad y de riesgo (de todas la ARPSI seleccionadas en la EPRI), y planes de riesgo. Todos estos documentos se actualizan periódicamente y permiten establecer una zonificación clara de las áreas inundables, lo que permite gestionar el riesgo y proteger a personas y bienes.
áreas de riesgo significativo. Para 'dibujar' el mapa de riesgo de Soria es necesario recurrir a dos organismos de cuenca, la Confederación Hidrográfica del Duero y la del Ebro, ya que en la provincia conviven estas dos demarcaciones y son estos dos ríos -y sus afluentes- los que marcan, como es lógico, las zonas de mayor afectación ante peligro de inundación de origen fluvial.
La Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) tiene identificadas en Castilla y León 26 Áreas de Riesgo Potencial Significativo de Inundación, que se dividen en 216 subtramos con 473 kilómetros. De estas, dos afectan a municipios de Soria: la ARPSI Alto Duero, que en la provincia presenta cinco subtramos, y la Duero-Ucero-Escalote, que cuenta con nueve subtramos en territorio soriano. En total, estos 14 subtramos potencialmente inundables suman 17,45 kilómetros que afectan a cerca de una veintena de términos municipales. Entre otros, Garray, Espejo de Tera, Vinuesa, San Esteban de Gormaz, Berlanga de Duero, El Burgo de Osma, Ucero o San Leonardo de Yagüe.
Los datos disponibles hasta la fecha corresponden al segundo ciclo y, según concretan desde la CHD, actualmente se está desarrollando ya el tercer ciclo y se acaba de revisar la evaluación del riesgo del ciclo anterior, cuyos resultados se encuentran en consulta pública. De momento, «no se han declarado nuevos tramos ARPSI en Soria», apuntan.
En la demarcación del Ebro, la última revisión de la evaluación del riesgo de inundación (tercer ciclo), de septiembre de 2024 , ha determinado tres Áreas de Riesgo Potencial Significativo de Inundación que afectan a Soria, con trece pueblos en riesgo y 32,28 kilómetros afectados.
La ARPSI Alto Jalón recoge 44,65 kilómetros con riesgo alto que afectan a 19 tramos. Cinco de estos subtramos se localizan en término soriano. Sobre el terreno esto significa que cinco municipios de la provincia (Somaén, Arcos de Jalón, Santa María de Huerta, Torlengua y Velilla de Medinaceli) tienen, en total, 10,8 kilómetros con riesgo alto de inundación.
La ARPSI Queiles tiene cuatro tramos con 30 kilómetros. De estos, dos se localizan en Soria, en Ágreda y Ólvega, con más de seis kilómetros en riesgo de anegarse.
Por último, el área Linares-Alhama-Añamaza tiene once tramos con 28,67 kilómetros y, de estos, ocho se ubican en Soria, donde hay más de 16 kilómetros en riesgo en las localidades de San Pedro Manrique, Cerbón, Valdeprado, Cigudosa, Castilruiz, Dévanos y Ágreda.
En toda la provincia, por tanto, son cerca de 50 los kilómetros con probabilidad alta de inundación sumando la demarcación del Duero y el Ebro.
santa maría de huerta. A lo largo de la historia varios episodios relacionados con la climatología han puesto en jaque a los vecinos de Soria. El último de mayor gravedad ocurrió en Santa María de Huerta hace seis años. Una violenta tormenta de agua provocó el desbordamiento del río Jalón, anegando parte del casco urbano y obligando a varios vecinos a salir de sus casas «por prevención», y a los monjes del monasterio cisterciense a vivir momentos críticos, ya que el agua allí alcanzó el metro de altura en algunas estancias.
La solución allí para evitar que se repitan situaciones como la vivida pasa por mejorar el encauzamiento del barranco el Tejar para evitar desbordamientos. El compromiso político para llevar a cabo este proyecto está sobre la mesa prácticamente desde el mismo día en que sucedió la tromba, pero previsiblemente no será hasta el próximo año cuando comiencen las obras.
«A partir del mismo día comenzamos las negociaciones para realizar una obra muy necesaria y ahora estamos ya solo a falta de las expropiaciones para poder iniciar la actuación. Espero que las actas se firmen en breve y que se puedan comenzar con los trabajos de desviación del barranco a principios de año», confía el alcalde de Santa María de Huerta, Juan Pascual. La obra supondrá una inversión de 1,4 millones que ejecuta la Junta con el respaldo financiero del Gobierno, repasa el regidor, quien recuerda que «la mitad del pueblo está en zona inundable» ya que «antes no se tenían en cuenta estas cosas».
GARRAY, sin solución. «Cada cuatro años estamos ya acostumbrados a tener riadas», lamenta la alcaldesa de Garray, María José Jiménez. Allí es la zona de jardines próxima al río Tera, en las inmediaciones del casco urbano, la que sufre inundaciones periódicas y la edil tiene claro a qué se debe: «El problema es el Tera que, cuando llueve en la montaña, se desborda. Si dragaran el río, el problema seguramente se reduciría pero, como la CHD ni draga el río, ni limpia los cauces, ni nos deja hacerlo a los demás, pues el problema persiste», denuncia la regidora. En este sentido, recuerda que fue el propio municipioel que «se gastó 50.000 euros de las arcas municipales» hace dos años para limpiar «la zona de las islas».
EL PEMA, inundabilidad baja. Pero en Garray la polémica no sólo está en el pueblo. La inundabilidad de la zona llegó incluso a los tribunales cuando la Junta planteó el Parque Empresarial del Medio Ambiente (antigua Ciudad del Medio Ambiente) en el Soto de Garray y los ecologistas (Asden) denunciaron que era una zona inundable. «De acuerdo con los estudios realizados hasta la fecha, el tramo del río Duero que transcurre a la altura de la zona indicada [Soto de Garray] está considerado Área de Riesgo Potencial Significativo de Inundación (ARPSI), concretamente el subtramo 08-1800001-01 (Garray)», especifican al respecto desde la Confederación del Duero. «En esta zona se cuenta, además, con estudios de zonas inundables (extensión de la inundación), estimación de la peligrosidad (calados) y cuantificación del riesgo, tanto a nivel EPRI (evaluación preliminar del riesgo) como a nivel MAPRI (mapas de riesgo a la población, actividades económicas, puntos de especial importancia y áreas de importancia ambiental). Toda esta información puede ser consultada en el visor del SNCZI. La zona en cuestión estaría afectada por la zona inundable de probabilidad baja o excepcional (retorno de 500 años) y por la de probabilidad media u ocasional (retorno de 100 años)», concretan al respecto.
salduero pide alarmas. Otro de los puntos clave en la provincia cuando se habla de inundabilidad es Salduero. Sorprendentemente, no está identificado como Área de Riesgo Potencial Significativo de Inundación. Y eso que, en época de precipitaciones y deshielo, sus vecinos duermen con «incertidumbre» y «miedo» ante el riesgo de que sus casas amanezcan anegadas de agua, como ya ha ocurrido en varias ocasiones y, especialmente, en 1981 y 2013, cuando se registraron los episodios más complicados.
«El tramo del río Duero, a su paso por Salduero, cuenta con cartografía de zonas inundables (extensión de la inundación), obtenida a partir de los estudios de inundabilidad que se han realizado en esa zona. Sin embargo, este tramo no ha sido catalogado como ARPSI al no superar los umbrales de riesgo establecidos para su declaración. Así, en los mapas de estimación del riesgo que se incluyen en la EPRI del tercer ciclo, que actualmente se encuentra en consulta pública, se puede observar el riesgo cuantificado en este tramo en concreto», explican al respecto desde la CHD. No obstante, apuntan, «el proceso de declaración de tramos ARPSI se revisa y actualiza de manera cíclica, por lo que no se puede descartar que, en el futuro, y a la vista de nuevos estudios y revisiones, determinados tramos pasen a ser catalogados como ARPSI u otros dejen de serlo», añaden para justificar la ausencia de Salduero en los mapas de áreas de riesgo alto.
El alcalde de Salduero, Guillermo Abad, lleva años pidiendo una actuación que evite que las crecidas del río Duero colapsen la plaza del pueblo y, en ocasiones, las viviendas próximas. Esta misma semana el regidor se ha puesto en contacto con la CHD para recordarles su «compromiso» de «desarrollar un proyecto para mitigar las crecidas» y pedirles celeridad en la actuación. De momento, sigue «a la espera» de una actuación que, explica, básicamente consistiría en «abrir el cauce del río» para salvar «el embudo que hay aguas abajo del pueblo».
Con la distancia obvia, Abad se siente «identificado» estos días con algunas de las declaraciones que ha escuchado de regidores valencianos. «Ellos denuncian que nadie les informó. A mí nunca nadie se ha molestado en llamarme para avisarme de una crecida», lamenta. Y «sería relativamente fácil», considera, ya que, explica, «hay un indicador en Molinos que, cuando allí llega a determinada medida, en Salduero se desborda el río. Sería tan sencillo como que, cuando está dos puntos por debajo de esa medida en Molinos, avisaron a los vecinos de Salduero o, al menos a mí, para estar atentos. Hay sistemas y medidas», considera.
sORIA TRABAJA YA EN UN PLAN. Tampoco la ciudad de Soria está identificada como ARPSI, pero no por ello es ajena a las inundaciones cada vez que la meteorología golpea un poco más fuerte de lo que las canalizaciones son capaces de absorber. «La ciudad de Soria cuenta con estudios de inundabilidad del río Duero a su paso por dicha localidad y sus resultados se muestran en el visor del SNCZI. Sin embargo, y tal y como se explicaba con el caso anterior [Salduero], este tramo no ha sido declarado ARPSI al no superarse los umbrales de riesgo establecidos para esta catalogación. Los mapas de estimación del riesgo en esta zona se incluyen en la documentación de la Evaluación Preliminar del Riesgo de Inundación del tercer ciclo y, tal y como se indicaba anteriormente, el carácter cíclico de estos estudios abre siempre la posibilidad de la declaración de nuestros tramos ARPSI en el futuro o que otros dejen de serlo», explican al respecto desde la Confederación del Duero.
Sea o no ARPSI, lo cierto es que la situación preocupa en la ciudad, lo que ha llevado al Ayuntamiento de Soria a diseñar un plan de emergencia por inundaciones que ejecutará con fondos europeos a través de una subvención del PERTE del Agua, (Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia). Con un presupuesto de 35.000 euros, se prevé «instalar sensores en determinados puntos de la ciudad para recoger datos reales de pluviometría». Con la información ahí obtenida y el estudio de los puntos problemáticos detectados en la ciudad en pasados episodios torrenciales, se redactará el plan, donde se recogerán las medidas a adoptar en las diferentes fases (preventiva, durante la inundación y después), así como la coordinación de medios, explica la concejala de Obras y Servicios del Ayuntamiento de Soria, Ana Alegre. «Realmente ya estamos coordinados todos los servicios y agentes (bomberos, policía local, personal de Aguas de Soria, de basuras...), pero no teníamos un plan de inundación, como tenemos un plan de nieves», justifica.
En paralelo a la elaboración de este plan, desde el Consistorio se trabaja, de la mano de la Empresa Mixta del Agua, en la búsqueda de soluciones para aquellos puntos de la ciudad donde se han detectado problemas. «En la calle A del polígono se redacta ya un proyecto para canalizar el agua; en el Soto Playa, se está haciendo un proyecto para presentar a la CHD para canalizar el agua de lluvia y verter al río;y en la calle Caro se estudia una obra mayor» , repasa Alegre. La teniente de alcalde insiste no obstante en la necesidad de trabajar, sobre todo, en «prevención, coordinación, limpieza y hacer caso a la AEMET y sus alarmas».
reducir el riesgo. Los pueblos con zonas inundables buscan, en la medida de sus posibilidad, soluciones para mitigar el riesgo. Desde la CHDtienen claro por donde pasan las soluciones: «Debería pasar por la recuperación del espacio fluvial, desde una perspectiva a nivel cuenca, y no estrictamente a nivel tramo, con el objetivo de favorecer la laminación de los caudales mitigando así los riesgos y daños asociados a las inundaciones». «Los tramos ARPSI suelen localizarse en zonas urbanas en las que, en muchas ocasiones, se ha construido en el área fluvial y donde el riesgo es más alto por la concentración de población, bienes y servicios. Las actuaciones en zonas afectadas por ARPSI, es decir, a nivel tramo, también deberían promover la recuperación del espacio fluvial, por ejemplo, a través de las denominadas medidas basadas en la naturaleza (NBS, en sus siglas en inglés), como pueden ser la creación de espacios de inundación controlada. En el caso de que estas medidas no fuesen suficientes para reducir los riesgos de las inundaciones, se justificarían medidas estructurales como los encauzamientos, motas o muros de protección», añaden. Estas medidas 'grises' requieren, avisan, un análisis de coste y beneficio, así como estudios hidrológico/hidráulicos y ambientales de detalle, «ya que pueden suponer un impacto negativo, no solo sobre la salud del río, sino también sobre los riesgos de inundación de las poblaciones situadas aguas abajo». «La normativa es clara al respecto y aunque parezca evidente decirlo, la premisa siempre debe ser no empeorar el estado actual», puntualizan desde la CHD.