Justo antes de recibir al Alavés en Montjuïc esta temporada, el pasado 11 de noviembre, cuando su Barcelona ya comenzaba a dibujar una caída que llevaría a que anunciara su salida tras peder 3-5 contra el Villarreal, Xavi Hernández afirmó que había llegado «el momento del entrenador», en alusión a que era él el encargado de sacar al equipo del atolladero en el que se estaba metiendo de lleno.
Cuatro meses después, en la última bala que le quedaba este curso, la que ahora le permite disfrutar de casi 30 días para ilusionarse con un posible billete a semifinales, llegó la hora del técnico egarense, y ante el Nápoles, en la vuelta de la eliminatoria de octavos de la Champions, sus retoques y decisiones fueron vitales para que el equipo se clasificara para cuartos.
Raphinha de interior
Lo había probado en el duelo anterior contra el Mallorca y lo puso en liza la noche que tocaba. Raphinha fue titular por delante de Joao Félix, pero cumplió un rol de interior junto a Fermín López, otro acierto de Xavi. En un nuevo partido importante, el entrenador del cuadro azulgrana volvió a confiar en un engañoso esquema con cuatro centrocampistas.
Esa variante táctica se tornó en fundamental en los primeros 25 minutos del choque, ya que el brasileño se mostró agresivo y Fermín López actuó de resorte en la presión sobre la salida de pelota de los italianos. El onubense cumplió la función de Gavi.
Confiar en cubarsí
La etapa del de Terrasa en el Barcelona estará marcada por muchos puntos negros, pero, sin duda, dejará una herencia formidable en forma de jugadores jóvenes a los que él les dio una oportunidad. Y, quizá, unos octavos de la Liga de Campeones se le podrían haber quedado grandes a un chaval de 17 años. Pero no fue el caso de Pau Cubarsí, que fue titular por delante de Íñigo Martínez en una arriesgada decisión que le salió cara a Xavi. El canterano cuajó un partido formidable secando a Osimhen, en salida de balón y siendo intenso en cada duelo. Además, el técnico también cambió los perfiles en la zaga, ya que Araújo actuó en la derecha y Cubarsí en la izquierda.
Reacción y cambios
Y, por último, cuando la zozobra parecía que iba a acabar en naufragio culé, el preparador egarense reaccionó. Metió a Oriol Romeu y a Sergi Roberto, dos cambios que cobraron su sentido con el paso de los minutos, ya que equilibraron de nuevo la balanza del partido y posibilitaron que el Barcelona sentenciara en el tramo final.
Xavi sacó a relucir, el día que lo tenía que hacer, su capacidad de gestión durante un encuentro y la lectura del mismo en la previa.