El Gobierno palestino ha condenado los bombardeos a gran escala ejecutados por Israel contra Líbano y ha afirmado que es "un intento de expandir el círculo de la guerra y la agresión para hacer estallar toda la región", después de una oleada de ataques aéreos contra territorio libanés que deja cerca de 500 heridos y más de 1.600 heridos.
El Ministerio de Exteriores palestino ha señalado en un comunicado publicado en su cuenta en la red social X que los ataques son "una violación flagrante del Derecho Internacional Humanitario" y una extensión de "la guerra de exterminio y desplazamiento" lanzada por Israel contra la población palestina.
Así, ha expresado sus condolencias a Beirut por "los mártires y los heridos", así como "por la destrucción de instalaciones públicas y propiedades privadas", antes de denunciar que los ataques "benefician a los objetivos y planes de la extrema derecha en el poder en Israel", en referencia al Gobierno de Benjamin Netanyahu, integrado por ultraortodoxos y ultranacionalistas.
Por otra parte, ha reseñado que el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, ha abogado por abrir los hospitales palestinos en Líbano para atender a las víctimas, "ya sean los afiliados a la Media Luna Roja Palestina o los existentes en los campamentos de refugiados". Además, ha pedido a los palestinos en líbano que "vayan a donar sangre para ayudar a los hermanos libaneses heridos".
Durante los últimos días se ha registrado un repunte de las tensiones, especialmente tras la oleada de explosiones coordinadas la semana pasada en dispositivos de comunicación usados supuestamente por Hezbolá, que dejó alrededor de 40 muertos y unos 3.000 heridos. Posteriormente, más de 50 personas murieron el viernes en el bombardeo ejecutado por Israel contra el sur de la capital de Líbano, Beirut, entre ellos Ibrahim Akil, un alto cargo del grupo libanés.
Las hostilidades en la región estallaron después de que el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y otras facciones palestinas lanzaran el 7 de octubre una serie de ataques contra Israel que dejaron casi 1.200 muertos y más de 250 rehenes. El Ejército israelí inició entonces una cruenta campaña militar contra Gaza que se salda por el momento con más de 41.400 muertos, a los que se suman más de 700 palestinos muertos en Cisjordania y Jerusalén Este.
Los ataques del 7 de octubre, denominados 'Inundación de Al Aqsa' por Hamás y sus aliados, llevaron además a la apertura del frente en la frontera entre Israel y Líbano, con combates constantes desde hace más de once meses. Además, los hutíes y milicias proiraníes de Irak han lanzado misiles y drones contra Israel --que ha ejecutado bombardeos contra territorio de Líbano, Siria y Yemen-- en respuesta a su ofensiva contra Gaza.