Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que Enrique Pascual Oliva es uno de los mejores entrenadores de atletismo que ha tenido este país y, en especial, la provincia de Soria. Tras los Juegos Olímpicos de París, incluso antes de viajar, ya dejaba entrever que los de 2024 podrían ser sus últimos juegos. Todas las quinielas apuntan a que será Raúl Pascual, su segundo entrenador y sobrino, el que tome su relevo cuando decida retirarse. Sin embargo, y como ambos apuntan, ese día todavía queda muy lejos.
SANGRE NUEVA. Raúl Pascual ha estado siempre muy ligado al atletismo pero, a pesar de estar presente en numerosos deportes, sorprendentemente nunca lo ha practicado. Sin embargo, siempre le ha llamado la atención. «Me resultaba curioso el deporte en sí y los atletas que yo veía entrenando con Enrique. Nunca he llegado a estar muy metido en ese mundo, pero sí que he ido entendiéndolo», comenta Raúl Pascual. Actualmente, el atletismo se ha convertido en su mayor compromiso. «Yo estoy enfocando el atletismo como un trabajo a futuro. Es algo a lo que hay que echar muchas horas y esfuerzo. El resto son hobbies y son más secundarios. Lo principal es el atletismo».
Tras realizar la carrera de INEF, le surgió la oportunidad de ser asistente del grupo de fondo y medio fondo a las órdenes de Enrique Pascual Oliva. Actualmente, la pareja Pascual lleva a 14 atletas de primer nivel. «Enrique lleva muchos años en este mundo. Ahora es cuando va necesitando un poco de ayuda porque tiene bastante gente y requiere de un relevo en ciertas cosas», explica el preparador. «Trabajar con Enrique es impresionante. A pesar de que muchos entrenamientos son muy rutinarios, cada día aprendo cosas diferentes porque salen conversaciones nuevas o cada día hay un problema distinto, y las maneras de resolverlo y el porqué de cómo se hacen las cosas hace que cada día con él se aprenda», destaca el soriano.
Pero la prueba de fuego para el joven entrenador llegó este verano. El viaje a París fue un antes y un después en la trayectoria del soriano. «Estar en esas olimpiadas te da un plus de motivación para intentar seguir y para intentar coger esas siete olimpiadas a las que ha llegado Enrique», señala entre risas. Precisamente, en esta cita fue cuando el legendario entrenador puso en duda el hecho de asistir a otros juegos. Sin embargo, su sobrino cree que su retirada «no será pronto». «En el momento en el que se canse seguiré yo con su trabajo. Ha puesto mucho esfuerzo en intentar sacar el atletismo, tanto el soriano como el nacional, hacia adelante y me gustaría seguir ese camino que él empezó. No se si serán sus últimas olimpiadas o no, pero tiene recorrido para rato», sentencia.
LA VOZ DE LA EXPERIENCIA. Poco más de un año. Es el tiempo que lleva Raúl bajo el mandato del laureado Pascual Oliva. «Está tratando de aprender. Conmigo está haciendo un máster. Sí que tengo que admitir que va a pasos agigantados. Pero, como yo lo veo, todavía no es entrenador porque de momento está bajo mi auspicio», señala. La relación que les une hace que para el entrenador sea «poco justo» analizar a su sobrino. «No creo que sea muy parcial, por lo que no creo que deba de ser yo quien diga qué tipo de entrenador es». Sin embargo, sí que ve en él cualidades propias de un buen instructor. «Es despierto, es científico, en continuo contacto con las nuevas tecnologías, que es algo que, por ejemplo, a mí se me escapa. Somos de dos generaciones distintas». A pesar del poco tiempo que lleva su sobrino y el trabajo que queda por delante, Oliva está satisfecho. «Estoy encantado de que Raúl quiera meterse en este lío que es el atletismo».
En muchas ocasiones el de Brías ha señalado a Raúl Pascual como su reemplazo. Aunque es un punto a favor pertenecer a la misma familia, señala que «no hay más opciones». «¿Quién se va a venir a Soria sin ser de aquí, con una gran formación y gratis?», apunta entre risas. «Yo necesito que alguien empiece a echarme una mano y confirmar que los deportistas puedan seguir trabajando. No hay más candidatos, y menos en este deporte», lamenta.
En cuanto a dejar la voz de mando, el soriano despeja dudas. «Yo creo que voy a seguir entrenando más allá de los próximos Juegos. Sin embargo, a mi me gustaría no tener que ir ya, independientemente de que siga entrenando. El estrés y el agobio de esas grandes ciudades ya me empieza a cansar». Y, aunque es muy contundente con sus preferencias, Enrique siempre mira antes por sus atletas. «Yo voy a estar allí si ellos me necesitan. Pero si mi trabajo puede estar cubierto por otro, no estaré».