Juan Pablo Martínez

Juan Pablo Martínez


Por encima de sus capacidades

23/09/2023

A menudo me hago una pregunta, ¿por qué la sociedad soriana normaliza los excesos de los políticos y de las administraciones públicas? Voy a enumerar varias cuestiones de ámbito provincial que igual nos pueden ayudar a dar respuesta a la cuestión planteada con anterioridad. 
En primer lugar siempre, se habla en ciencias políticas de la desafección de la ciudadanía hacia los políticos. y eso lleva a normalizar o desatender lo que hacen. Tenemos dos casos muy claros en las principales administraciones sorianas. El primero de los casos se ha ejecutado este verano y ha sido en la Diputación provincial de Soria, gobernada por el Partido Popular. El segundo caso, se dio en el Ayuntamiento de Soria en la legislatura de 2007, (si la memoria no me falla) y fue ejecutada por el Partido Socialista.
 Ambos casos para mí tienen la misma similitud y gravedad porque entiendo que es desproporcionado. Por si algún lector todavía no sabe de que hablo, estoy hablando del reparto de cargos, puestos de libre designación (en cualquiera de sus modalidades), jefes de prensa, de gabinete, de asesoramiento del ser supremo de la administración correspondiente, aumentos de las aportaciones económicas para grupos políticos....
Los ciudadanos ven que los dos grandes partidos sólo se ponen de acuerdo para repartirse el pastel, la 'guita', 'la panoja'… Sueldos que sonrojarían a cualquier obrero pero que seguramente en algunos, y digo solo en algunos casos, sean merecidos. Pero la pregunta que todos los ciudadanos no hacemos podría ser, ¿qué cambia de una legislatura a otra para la ampliación de ese porcentaje tan alto de cargos, puestos y por lo tanto de aportación económica ? ¿Aumentó la población de esta provincia de manera porcentual al número de cargos con sueldo y dedicación? Estas cuestiones se las podríamos hacer tanto en su día al PSOE del Ayuntamiento de Soria como ahora al PP en Diputación . Lo triste para los ciudadanos es que, seguramente, nadie nos contestará públicamente, ni nos contarán la realidad de por qué se hacen las cosas. Como es lógico, no tiene otra explicación que no sea estrategia partidista.
Otra cuestión que crea desasosiego entre la ciudadanía son las formas que tienen los políticos de dirigirse entre sí. Ese desprecio, la falta de alturas, la clase política, ese viaje a los 'bajos fondos' dialécticos lo vemos día a día en la política nacional, pero también en la provincial. La base de la política, no se les tienen que olvidar a nuestros representantes, es el diálogo, el respeto, y eso cada vez escasea más. Tenemos ejemplos muy cercanos en el tiempo a nivel provincial. 
En resumen, los políticos nos 'obligan' a tener desafección hacia la política, a estar inmunes, impertérritos a sus excesos y sus formas de actuar. Pero, como decía Platón, «el precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores hombres». Así que, a pesar de todo y de algunos, seguiremos haciendo un acto de fe en algunos políticos que todavía trabajan por el bien público y tienen vocación de servicio público.