«La COVID-19 sigue existiendo y también la covid persistente», que sufren, desde hace tres años, al menos 700.000 españoles, para quienes la enfermedad, a día de hoy, se ha convertido en una patología crónica, según señala la presidenta de la Red Española de Investigación en Covid Persistente (REiCOP), Pilar Rodríguez Ledo.
Cuando se cumple un año de la creación de este organismo, Rodríguez Ledo informó de que la red que preside lanzará en octubre una campaña para visibilizar esta alteración, una enfermedad que ha quedado «diluida» en el escenario de la pandemia, pero que es muy invalidante, con gran impacto en el mundo laboral por su falta de reconocimiento y que, según estimaciones, afecta a entre el seis y el ocho por ciento de las personas que se contagian de SARS-CoV-2.
En un momento en que la mayoría de los países han dejado de dar datos por el fin de la emergencia internacional, la OMS alertó hace unas semanas de un aumento de muertes en Asia y de hospitalizaciones en Europa.
En España, los últimos datos registran una incidencia en septiembre de 137 casos por 100.000 habitantes, cuatro veces más que a finales de junio, si bien los ingresos hospitalarios se mantienen estables por el momento.
La también presidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) admite que es probable que la incidencia de covid persistente haya bajado «dos o tres puntos», hasta ese 6-8 por ciento estimado del total de infectados por el coronavirus.
No obstante, subraya que «un 6-8 por ciento, es un total nada despreciable».
Sobre la cronicidad, Rodríguez Ledo deja abierta la puerta a que surja un tratamiento curativo como ha ocurrido con otras enfermedades víricas como la hepatitis C, que pasó de ser mortal a tener un fármaco.
La campaña que impulsa REiCOP, red integrada por 66 sociedades científicas y profesionales y asociaciones de pacientes, para dentro de unas semanas se dirige a toda la población, a los profesionales sanitarios y a las administraciones, para que colaboren en la cuantificación de afectados.
Se trata de que los pacientes identifiquen los centros adonde acuden para atender sus procesos, los profesionales indiquen qué número de pacientes atienden y su población de referencia para hacer una estimación más precisa y las administraciones faciliten información transparente.
Mayor concienciación
Y si se sabe cuántos son, se podrán dedicar los recursos necesarios, señala esta experta. En definitiva los tres pilares sobre los que se basa la campaña son: visibilización, codificación y diagnóstico.
«Estamos en la contradicción de querer olvidar la pandemia, pero hay pacientes que siguen ahí con la COVID-19 y necesitan que nos acordemos de ellos», advierte la presidenta de la SEMG.
Rodríguez Ledo no cree que las actuales variantes y mutaciones sean más proclives a generar covid persistente: «No tiene tanto que ver con la variante como con el estado inmunitario de la población y las vacunas adquiridas», explica.
Sobre los síntomas, insiste en que son decenas, entorpecen la calidad de vida y afectan mucho al ámbito laboral. No obstante, los más recurrentes son el déficit de atención y de concentración, la niebla mental y el cansancio extremo que impide realizar incluso las actividades diarias.
Y ante esta enfermedad tan invalidante, Rodríguez Ledo advierte de que hay algunos pacientes que se dan por curados, esto se debe a que presentan una sintomatología más suave, pero también a la capacidad de adaptación del ser humano, que va interiorizando como normal esa falta de atención, astenia o niebla mental.
En España, argumenta, la «mayor sorpresa» es la falta de reconocimiento y las dificultades en el ámbito laboral. Un estudio de la SEMG corrobora que un 27 por ciento de afectados por covid persistente está de baja laboral, un 19 por ciento se enfrenta diariamente en el trabajo a «muchísimas limitaciones» y un 10 por ciento ha perdido su puesto de trabajo.