El ministro Bolaños está encantado con su papel de hombre para todo y negociador favorito del presidente, aunque no siempre ha tenido éxito en sus gestiones.

Al ministro de Justicia le perturba, le revienta, que el PP haya logrado mayoría absoluta en el Senado, porque puede retrasar algunos proyectos presidenciales, incluso bloquearlos. Le incomoda además negociar con los responsables del PP, prefiere hacerlo con los dirigentes de partidos que le sonríen y bailan el agua porque saben que el ministro de Justicia acabará cediendo a sus exigencias, ya que a Pedro Sánchez la va la vida en ello… como también va en ello la propia vida de Bolaños.

El PP ha tenido la mala idea -mala para Bolaños y para su gobierno- de convocar en la Comisión de Comunidades Autónomas del Senado un debate sobre la amnistía, y a los socialistas les ha molestado infinitamente. Bolaños ha reaccionado con desprecio hacia PP, y hacia el Senado contaminado por el PP, calificando de "numerito" ese debate. Debe ser que para Bolaños los únicos debates que interesan son los que promueven ellos mismos y sus socios. Aunque probablemente no le parece un "numerito" del PP que ese partido haya decidido no convocar al presidente Sánchez y a su mujer a la comisión parlamentaria sobre el caso Koldo. De momento. Ya se verá en los próximos días si es necesario convocarlos, porque la situación de Begoña Gómez se enturbia cada día.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, no ha debido considerar irrelevante la comisión sobre la amnistía, porque ha aprovechado la ocasión para advertir a quien le quisiera oír que, de la misma manera que la amnistía dejó de ser imposible, también dejará de ser imposible el referéndum. Es decir, que aunque Moncloa y Ferraz venden sus cesiones a los independentistas explicando que tienen como objetivo la reconciliación y pacificación de la sociedad catalana, esa interpretación es una falacia, porque los independentistas no ceden ni un milímetro en sus afanes de referéndum y de independencia … y el Cis catalán, el Ceo, reconoce que en estos momentos es muy fuerte el porcentaje de catalanes a favor de mantenerse en España y respetar la Constitución. Lo que significa que ceder al chantaje no lleva a la pacificación social de Cataluña.

El debate sobre la amnistía no solo es adecuado en estos tiempos convulsos, sino necesario, cuando la ley, tras la aprobación en el Congreso, se encuentra en fase de tramitación en el Senado. Se trata de un debate clarificador. Lo que ocurre, como sabe muy bien Bolaños, es que los escasos presidentes de gobiernos autonómicos socialistas han preferido ningunear el debate porque probablemente no iban a salir bien parados si acudían a defender la amnistía en la comisión del Senado. Por eso decidieron, o les hicieron decidir, no hacer acto de presencia. No fuera a ser que salieran vapuleados por intentar defender una ley que la mayoría de expertos no sanchistas considera inconstitucional.

Cobardía generalizada ante el "numerito" del PP.