El escritor italiano Fabiano Massimi regresa por tercera vez a la época del nazismo con su última novela, Los niños de Winton (Alfaguara), y asegura que el fascismo «tuvo un éxito enorme porque inventó la belleza del mal». «Inventó al líder carismático multiplicado por la televisión, el cine y la radio, inventó la belleza del mal, porque a las SS las vestía Hugo Boss, y esas cosas que ideó el fascismo no conseguimos desinventarlas», afirma.
Conoció la historia de Nicholas Winton, el héroe británico que desde Praga salvó del nazismo en 1938 a 669 niños checoslovacos, cuando vio en marzo de 2020, en pleno confinamiento, el programa televisivo de la BBC que sacó del anonimato a esta figura en 1988. «Eso me golpeó y pensé que debía escribir sobre esto», explica el escritor, que añade que nunca le ha «fascinado» el fascismo, del que intenta mantenerse «alejado», pero es un fenómeno que a la sociedad actual «todavía le atrae, porque en sí tiene una belleza».
Añade que en la película American Beauty, el personaje del padre «colecciona objetos del nazismo como la taza con la esvástica, algo terrible», e insiste en que «parte del éxito del nazismo es que es estéticamente bonito». «Hitler quería construir un Reich milenario que solo duró 12 años, pero en cierto sentido creó un imaginario milenario. Indiana Jones combate siempre contra los nazis, no contra los estalinistas ni contra otros, porque, dentro de su locura, crearon algo fascinante».
Sobre Winton, lo califica como «una persona cualquiera que actuó así sin ningún motivo», y discrepa de quien lo califica como «el Schindler británico», porque Schindler «tenía motivos para hacer lo que hizo y estaba ahí porque era un nazi». «Winton no, era un burgués de 30 años que iba a irse de vacaciones a Davos, pero un amigo le llama, anula sus vacaciones y se va a Praga. ¿Quién lo haría? Es un misterio, pero ha ocurrido de verdad, y es algo que me llena de esperanza».
Sufrió la insolidaridad de muchas naciones europeas que se negaron a acoger a esos niños, excepto el Reino Unido, porque «es un gran pueblo y también porque tenía la conciencia sucia» después de que Checoslovaquia hubiera perdido parte de su territorio a manos de Hitler por culpa del primer ministro británico Chamberlain.
«A veces, los gobiernos hacen unas cosas y el pueblo quiere otras, como en Israel y Palestina ahora. Muchos israelíes quieren que pare esto porque lo que está ocurriendo es terrible, y muchos palestinos no quieren esta guerra porque sienten que los hebreos son sus hermanos».
Hoy Massimi defiende la vigencia de estas historias, ya que, por ejemplo, «en Italia hay ahora un gobierno de derechas que viene directamente de Mussolini», y la presidenta Meloni «es de un partido que deriva del fascismo, y en su gobierno hay personas que afirman que quieren otra vez el fascismo».
«En esta novela de 360 páginas se habla de decisiones y de perdón, porque las familias checoslovacas debían decidir si quedarse con los niños o enviarlos, pero no podían saber entonces cuál era la decisión correcta». «Si te equivocas, ¿puedes perdonarte por ese error? En este libro, la respuesta está en la última página, pero cada lector la interpretará de una manera». «La novela es una máquina para generar en cada lector una respuesta», concluye.