Sin perder de vista que todavía tiene 16 años o que cuando nació su compañero en la delantera (Robert Lewandowski) ya había marcado 17 goles en el ascenso del Znicz Pruzskow a Segunda, cada vez que Lamine Yamal brilla hace un poco menos de frío en el Barça… y en una España a la que no le sobran 'elementos diferenciales' en ataque. ¿Qué sería un 'elemento diferencial'? Gente distinta, 'cracks' del presente o del futuro, tipos que en forma y en días inspirados justifican el precio de una entrada o deciden el partido en una genialidad… Futbolistas que, en un deporte que vive de pasiones y esperanzas, las generan prácticamente de forma natural.
El canterano azulgrana apareció en Vitoria vestido con el traje de las grandes ocasiones. Quizás jugó sus mejores minutos desde su asombrosa irrupción en la élite: una segunda parte en la que, al fin, apareció el chico que, bendecido por el don del regate, se atrevió a pedir el balón una y otra vez. La timidez no es uno de sus rasgos, pero el respeto a los galones de alguien nacido en julio de 2007 está ahí, dentro del vestuario.
A priori, serían otros jugadores quienes deberían asumir esa responsabilidad… Pero Xavi, a base de picar piedra, le ha convencido de que debe ser él. En Mendizorroza fue la chispa que originó el 'fuego' del 0-2 y del 1-3. Y en la recta final, dejó varias conducciones individuales (una con ruleta incluida) para sacarse de encima la presión local.
García Plaza, entrenador del Alavés, se resignó a su suerte y alabó el rendimiento del chico: «Tiene una capacidad para ir dejando jugadores atrás. Parece que está jugando en el patio del colegio». Tal vez haya mucho de eso -de divertirse como se hace en los patios- en un chico con brackets que estudia cuarto de la ESO, que no pudo acudir a la gala del Golden Boy porque tenía exámenes… o que debutó con 1,77 este agosto y ahora ya mide 1,80: en cualquier sentido, no para de crecer.
Sobre el terreno de juego, Yamal ya ha convencido al técnico de que es intocable. La idea inicial de Xavi era darle continuidad a ese sistema 'asimétrico' que tan buen rendimiento le dio el curso pasado: un 'falso' 4-4-2 en el que Balde actuaba 'de facto' de extremo zurdo, Pedri o Gavi caían hacia el lado izquierdo en defensa… y los dos puntas eran Lewandowski y Raphinha. La llegada de Joao Félix y la mejor versión de Ferran Torres apretaron tanto el panorama que parecía imposible que un niño de 16 años encontrase su hueco.
Sin embargo, lo ha hecho. «Que juegue él no es un capricho mío. Se lo merece», analizaba a comienzos de la presente temporada su entrenador mientras Yamal batía récords de precocidad: debutante más joven, titular más joven, goleador más joven, internacional absoluto más joven…
La comparación
«¿Jugar en el Barça o ser titular con 16 años? No lo pienso mucho -señaló en una entrega de premios de la prensa catalana-. Es un sueño y es lo que he soñado siempre». Su impacto se ha igualado (o incluso superado) al de Ansu Fati… y, como es inevitable en 'can Barça', la comparación se alarga hasta Leo Messi: el argentino jugó 25 partidos y 1.416 minutos en la 05/06, la primera temporada en la que entró en la dinámica del primer equipo. Tenía 18 años. Lamine ya ha participado en 32 encuentros, es el décimo con más minutos de la plantilla (1.651).
Son otros tiempos y hay otras necesidades. Y no siempre hay dulce de postre: en San Mamés (cuartos de Copa) jugó un partidazo… pero falló un mano a mano que pudo ser decisivo en la eliminatoria y el Athletic se quedó con el premio. «Imagínate qué jugador puede ser en tres años», dijo Valverde. El Barça, que lo tiene atado hasta 2026, quiere comprobarlo día a día.