Estamos a pocas semanas de ver qué va a suceder con las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez y tengo la sensación que lleva negociando una eternidad.
A mí, personalmente se me está haciendo muy largo. A estas alturas de la película creo que nadie tiene duda de la falta de palabra del actual presidente del Gobierno en funciones. Durante meses negó los indultos a los independentistas, negó que pactará con Bildu, negó la amnistía…y al final hemos visto que es todo lo contrario. Vaya usted a saber qué dice mañana, parece ciertamente inestable y sus decisiones sujetas al movimiento de su sillón presidencial.
La reflexión anterior nos lleva a pensar en un par de atributos que se le presuponen a cualquier gobierno serio: son la fiabilidad y la credibilidad. Ambas cualidades pueden afianzar inversiones, empresas y el futuro de un país. Básicamente hablamos de seguridad jurídica. Precisamente en este momento, este gobierno carece de ella y sólo hay que tirar de hemeroteca para comprobar que es un hecho empírico.
Si hablamos de la amnistía, cabe destacar que esa figura haría desaparecer la culpa, nunca hubiera existido el delito cometido por aquellos que intentaron violentar la Constitución y el país, manifestando algo que no se puede hacer. Si ese delito nunca se hubiese cometido se generarían ciudadanos de dos clases, los que pueden delinquir y no pasa nada, y los ciudadanos normales que podemos ir a la cárcel si hay incumplimiento de la ley. Pero claro, si profundizamos más en esto…si no existió el delito, lo mismo pueden pedir indemnizaciones por daños y perjuicios e incluso denunciar a aquellos cuerpos de seguridad que simplemente cumplían con la legislación vigente. En definitiva, todo ¿para qué?, ¿para investir Pedro Sánchez presidente?, ¿de verdad merece la pena poner a un país en evidencia?
Sinceramente creo que la política, y en este caso el PSOE, ha perdido el norte. Este partido ha votado en un comité federal dejar que Pedro Sánchez tenga carta blanca para que pacte la amnistía sin saber los términos de la misma. Resumiendo, Pedro Sánchez usa el PSOE para sus fines y ansias de poder, en contra de opiniones importantes dentro de su mismo partido como la del presidente Felipe González y algunas otras figuras importantes de las comunidades autónomas.
¿Terminará de anestesiarnos tanto esta amnistía hasta el punto de no darnos cuenta del daño que va a producir?
El tiempo dará o quitará razones.