Ha cruzado la frontera como una heroína. Lógico, ha logrado doblegar nada menos que a un presidente de gobierno. Con la ayuda de un juez que se descuidó a la hora de prorrogar en tiempo una investigación y ha dado la posibilidad de regresar a España a una serie de personajes que han hecho carrera en instituciones españolas - el parlamento catalán, por ejemplo- saltándose la Constitución y las leyes.
Pero no es culpa de García Castellón ese regreso triunfal de Marta Rovira y acompañantes tan sonrientes y triunfadores como ella misma, después de 6 años de "exilio". Que no fue tal, son tránsfugas de la Justicia. Es a Pedro Sánchez a quien deben agradecimiento, porque si el juez hubiera estado atento a los plazos y siguieran adelante las investigaciones sobre Tsunami Democratic, efectivamente un movimiento terrorista como han demostrado las investigaciones anuladas, ya se las habría arreglado Sánchez para que los amigos que ha ido colocando en diferentes instituciones accedieran a los deseos de los socios del presidente de gobierno, que nunca encontraron mejor amigo en Moncloa.
Nunca. Jamás en casi cincuenta años de democracia, los que odian a España y a los españoles, han encontrado un presidente tan generoso para acceder a sus deseos. A cambio del apoyo parlamentario, claro, porque esta dadivosidad no le sale gratis a Sánchez. Y ha aprobado iniciativas que son de escándalo. Al presidente le tiene sin cuidado que se piense mal de él, pero el resto de los españoles, excepto los sanchistas, se sienten avergonzados por las actuaciones de quien anida en Moncloa y pretende seguir anidando perpetuamente,
Ha llegado Marta Rovira, secretaria general de Junts, y continuará el goteo de llegadas de independentistas condenados por la justicia. Con una excepción, importante excepción: Puigdemont, el jefe de todos ellos. El primero que huyó cobardemente para instalarse en un espacioso chalet en Waterloo en las afueras de Bruselas, donde recibe a sus fieles con las ínfulas de un reyezuelo. Pero no se le aplicará la amnistía por su propia culpa. Huyó dejando atrás a sus colaboradores, y mientras estos colaboradores fueron detenido, juzgados y condenados, él no ha comparecido ante un juez, mucho menos ante un tribunal, y por tanto no ha sido juzgado ni condenado. Y las amnistías e indultos se aplican a los condenados.
Así que … Pedro Sánchez deben andar dando vueltas por su despacho de Moncloa para ver cómo arregla lo de Puigdemont. Ya se le ocurrirá algo con las sugerencias de algunos jueces y fiscales que le susurran al oído.
Los que no le susurran, los que se empecinan en hacer cumplir la ley, se han convertido en los adversarios que más teme Pedro Sánchez. Por eso prepara una ley para tratar de neutralizarlos. Así funciona el presidente de este gobierno democrático y progresista.
Lo menos que puede hacer Rovira es pedir cita en Moncloa para dar las gracias al presidente y ponerse a su disposición para lo que haga falta.