La capacidad de memoria de la piel se relaciona estrechamente con el desarrollo del cáncer en el que es el órgano más extenso del cuerpo humano, al que hay que proteger adecuadamente de las agresiones externas. Esta facultad de retentiva del tejido puede surgir en la edad adulta y tiene mucho que ver con lo que sucede durante la niñez. «No nos cansamos de repetir que la piel tiene memoria y que el historial de insolación de la infancia puede comenzar a pasar factura durante la edad adulta cuando uno menos se lo espera en forma de lesiones», indica el presidente de la Junta Provincial de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), Jesús Manuel Aguarón. La exposición al sol es el principal factor ambiental conocido relacionado con el desarrollo de todos los tipos de cáncer de piel; algunos estudios lo relacionan con el 90% de los casos. Y por eso, desde la organización se insiste en la «importancia de protegerse».

La Junta Provincial de la AECC en Soria suele desarrollar talleres escolares en este sentido, «porque la comunicación es fundamental» e inculcar buenos hábitos en edades tempranas es efectivo. Además, es una manera de evitar lesiones de futuro, incluso tumores en la piel. Aguarón pone de ejemplo a personas que ahora tienen unos 70 años, que durante su infancia «se freían con la Nivea porque era lo único que había» y en su edad adulta media les han ido apareciendo lesiones que deben tratarse puntualmente. Una situación que se ve actualmente en población «de 30 a 40 años» que durante su infancia no ha tomado las precauciones necesarias. «Ahora la situación ha mejorado bastante por la información», sin embargo, asegura que después de muchas campañas preventivas «todavía hay personas que creen que no deben protegerse» de la radiación solar o que realizan actividades al aire libre (deporte, ir a la piscina o al pantano) a horas nada aconsejables.

«Todo hay que entenderlo y a veces, por coquetería, la gente toma el sol para estar morena, pero no se deben dejar de lado todos los peligros que conlleva la exposición solar, sobre todo si se hace de forma inadecuada», mantiene. Menciona que no solamente hay que «aplicarse protector solar cada dos horas y no tomar el sol en las horas centrales del día -de 12.00 a 18.00 horas-», sino que también hay que tomar otras medidas «físicas, como llevar gafas de sol para evitar que la retina se vea afectada, ponerse gorras o sombreros con ala ancha, además de ropa ligera e hidratarse». Cualquier protección es poca para evitar diferentes tipos de problemas cutáneos, incluido el cáncer de piel.

En resumen:

Cuidados desde joven/Evitar riesgos

La piel es más resistente y puede recuperarse más fácilmente de los daños cuando se es joven. Pero las decisiones que se toman en esa etapa pueden tener un impacto más tarde, como tomar el sol sin protección o broncearse excesivamente. 

Rayos ultravioleta/Fotoenvejecimiento

Los rayos UVA son capaces de penetrar en profundidad las capas de la piel y causan daño en el ADN de las células cutáneas (provocan fotoenvejecimiento). Aunque los tejidos tienen mecanismos de reparación no siempre son efectivos. 

Bronceado o quemadura/UVB

Los rayos UVB penetran menos, pero son los responsables del enrojecimiento cutáneo o eritema solar y de desencadenar la aparición de quemaduras solares. A estas radiaciones se las relaciona con los problemas de fototoxicidad y fotosensibilidad. 

Diagnóstico frecuente/Ddeformidades cutáneas

El cáncer de piel es el más frecuentemente diagnosticado del conjunto de todos los tumores malignos que ocurren en el ser humano en la población mundial. Y es una importante causa de deformidades cutáneas y de muerte, según la AECC. 

Melanomas y carcinomas/Diferencias

Los melanomas son tumores generalmente pigmentados, menos frecuentes, pero su comportamiento es bastante agresivo y pueden amenazar la vida de la persona. Los carcinomas son menos agresivos y pueden originar lesiones deformantes.