Todo lo que sucede entre los tres palos tiene un aroma especial en el fútbol. De hecho, esa figura que hace de guardián de esa estructura de 7,32 metros de largo y 2,44 de alto ya es singular en sí misma. El portero entrena, calienta y juega solo, su error pesa más que el de cualquiera de los 10 jugadores restantes, es la única persona sobre el campo que puede tocar el balón con la mano y su área de influencia está limitada por cuatro líneas de cal. Esa mezcolanza reglamentaria solo puede dar a luz a la posición más particular del balompié, sobre todo cuando un defensa, centrocampista o delantero se ve abocado a ponerse los guantes.
Dentro del llamado 'deporte rey', el ver a un jugador de campo colocarse de portero quizá es lo que más llama la atención junto a las tandas de penaltis. Esa situación se ha dado numerosas veces en la historia moderna y siempre suele tener como denominador común la expulsión del guardameta y la imposibilidad de hacer cambios para que salga el suplente. Es en ese momento cuando un 'valiente' debe renunciar a la 'diversión' de jugar con los pies para asumir la responsabilidad de usar las manos.
La última estridencia que se ha vivido sobre un terreno de juego la protagonizó Olivier Giroud hace dos fines de semana. El francés se colocó entre los tres palos tras la roja que vio Mike Maignan cuando elMilan ganaba 0-1 en Genoa. Al final, su actuación, salida kamikaze incluida para evitar un gol, le dio la victoria a su combinado, además del liderato de una Serie A que, un día después, lo incluyó en el once ideal de la jornada como portero.
Sin embargo, la hazaña del galo solo es una entre una larga lista. En Sudamérica, concretamente en la Copa Libertadores, Enzo Fernández también tuvo que coger prestada una camiseta de cancerbero en 2021. Aún con la pandemia por la COVID en todo lo alto, un brote en River Plate dejó al cuadro de Buenos Aires con 20 futbolistas dando positivo y, por ello, sin estar disponibles. Entre ese grupo de afectados se encontraban los cuatro porteros del equipo, por lo que, esta vez, el atrevido que dio un paso al frente fue el pivote argentino, aunque su decisión tenía algo de truco: estaba tocado físicamente y para no forzar más de la cuenta decidió 'pocharla' él. El resultado fue la clasificación de River Plate a la siguiente ronda al vencer por un escueto 2-1 a Santa Fe. Final épico dada la situación.
Otro goleador ilustre como Harry Kane también se enfundó los guantes cuando aún no destacaba como un fiero devorador de récords realizadores en alPremier League. Fue en la Europa League de la 13/14 cuando el ariete delTottenham no estuvo a la altura de las circunstancias en su nueva posición. Los 'spurs' se lo perdonaron: previamente le había marcado un 'hat-trick' al Asteras Tripoli.
Aún así, la gesta más destacable quizá es la de Cosmin Moti, un desconocido defensa central rumano que en la fase previa de la Liga de Campeones de 2014 se colocó entre los tres palos tras la expulsión del meta titular del Ludogorets en la prórroga de aquel choque. El final estaba claro: se llegó a la tanda de penaltis, donde Moti detuvo dos lanzamientos y permitió al combinado búlgaro acceder a la fase final de la Champions.
Estas limitadas líneas no podrían albergar las miles de historias que rodean a tres 'insignificantes' palos vigilados por una persona. Desde arqueros que tenían como especialidad la ejecución de balones parados comoRogérioCeni o José Luis Chilavert a exéntricos perfiles como René Higuita. La inabarcable narrativa de la portería admite todo tipo de relatos, hasta los de porteros con alma de delanteros putos, si no que se lo pregunten al Atlético de Madrid en la primera jornada de la Champions en Roma...