La información de los indicadores económicos es uno de los factores objetivos en los que la mayoría de los expertos coinciden a la hora de analizar la situación que vive España.
En este contexto, el último informe del Consejo General de Economistas (CGE) mostró optimismo en el medio plazo al mejorar la previsión del crecimiento del PBI nacional para 2024 en cinco décimas, hasta el 2,9% en un contexto de incertidumbres. Se trata de una de las tasas más elevadas que se han publicado para este curso y que sitúan al país como la locomotora del crecimiento de la eurozona. Esta misma semana también el Banco de España subió sus previsiones medio punto y situó el PIB para este año en el 2,8%.
Una décima más optimista, el análisis del CGE se fundamenta en la trayectoria de los dos primeros trimestres, así como de la moderación de la inflación y el comportamiento del mercado laboral.
Según el Observatorio Financiero del CGE, la expansión económica registrada en el segundo trimestre del 0,8% ha sido mayor de la esperada gracias a los registros anotados tanto en la demanda interna como la externa, con una mejora también en el balance de las exportaciones.
En esta línea, los analistas pronostican que las buenas expectativas en factores como el turismo, la moderación de la inflación en cinco décimas el pasado agosto hasta el 2,3% y la robustez del mercado de trabajo hacen prever un incremento económico al alza también en el tercer trimestre.
La entidad que dirige Valentín Pich consideró que, en cuanto al balance de costes, su informe recortó en dos décimas la estimación para el IPC a final de 2024 hasta el 3% debido a la inflación y la tasa subyacente nacional de julio, aunque alertó que aún se mantiene por encima de la media comunitaria.
Unos datos que van en línea con las previsiones de Funcas, que rebaja su previsión de inflación media para este año desde el 3,2% al 2,9% o, incluso, de la CEOE, que estima un IPC ligeramente inferior al 3% durante el resto del año.
En cuanto a la creación de empleo, el Consejo General de Economistas explicó que, pese a que la cifra sigue siendo robusta, prevalece la contratación en los servicios y la alta temporalidad, por lo que mantiene sus cálculos de paro este año en el 11,2%. Se trata de uno de los indicadores más negativos, puesto que España se quedó en julio como el único país de la OCDE con un desempleo de más de dos dígitos, con un 11,5%, lo que supone un lastre para el crecimiento.
En el plano fiscal, y a la espera de la evolución que marquen los ingresos y gastos públicos del tercer trimestre, los economistas colocan sus estimaciones para el déficit público en el 3,2% del PIB, por encima de las cifras avanzadas por el Ejecutivo y de las exigencias de las nuevas reglas tributarias que establece la Unión Europea (3%).
Sobre la deuda pública, el Consejo trasladó su preocupación y alertó del elevado pasivo español con unas proyecciones sobre el PIB del 106%, teniendo en cuenta el crecimiento previsto para este año.
Con este escenario, el 48% de los empresarios españoles confía en aumentar sus exportaciones en 2025, 11 puntos por encima de la media europea (37%) y dos más que el porcentaje global (46%), según la auditora Grant Thornton. Dichos cálculos son los mayores de los últimos 13 años, 10 puntos superiores al promedio de 2023, y están «muy en línea» con el comportamiento de las ventas al exterior nacionales, que han crecido un 32% en 2023 respecto a 2019.
Exportaciones
En esta línea, las ventas al exterior españolas, con Alemania y EEUU como los destinos preferidos, escalaron hasta los 93.430 millones de euros en el primer trimestre del año, el segundo mejor dato desde 2011.
En definitiva, se trata de unos balances que ponen de manifiesto que la economía española se defiende con solvencia en un contexto de incertidumbres, pero con retos importantes a superar como la alta deuda pública y, sobre todo, que los beneficios lleguen al bolsillo de las familias.