Ante el aumento de las infecciones respiratorias en vías altas en población infantil durante el invierno, la doctora Alba Gómez Garrido, de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef), recomienda el lavado de manos con agua y jabón, beber agua de manera regular, realizar lavados nasales y llevar a cabo ejercicios respiratorios mediante el juego, así como enseñarles a toser y a sonarse los mocos.
A lo largo de un curso escolar es frecuente que aparezcan entre seis y ocho procesos catarrales por niño y los síntomas principales son los mocos, los estornudos, la tos y a veces puede a aparecer dolor de garganta y fiebre. En algunas ocasiones, estos mocos pueden acabar provocando otitis o progresar e inflamar las vías respiratorias bajas.
Instruir a los pequeños para expulsar la mucosidad con ejercicios respiratorios mediante el juego es muy útil. A partir de los dos años ya suelen colaborar más y es el momento de enseñarles algunos pidiéndole que jueguen a imitarnos. Se les dirá que cojan el aire de forma profunda por la boca, hinchando la barriga y levantando las manos como una ola. A continuación, se le pedirá que sople sacando el aire por la boca como si quisiera apagar un fuego y que baje los brazos.
También se les puede pedir que hagan el gato para empezar a familiarizarse con la respiración diafragmática. Se pondrán a cuatro patas y cogerán aire por la nariz. Al coger aire, la zona lumbar de la espalda descenderá arqueándose y al sacar el aire sacará la zona dorsal ascenderá como la chepa de un gato. Es importante que hagamos divertido la realización de estos ejercicios ya que estamos delante de niños los que aprenden jugando.
Para despegar las secreciones se les puede instar a que haga burbujas con una caña en un vaso o en la bañera, que soplen con un matasuegras o que soplen un pito.