"Trato de hacer de la verdad mi forma de hacer política." Al escuchar esta sorprendente declaración del presidente del Gobierno lo primero que debieron pensar los ciudadanos que conocen su trayectoria política es que Pedro Sánchez se pitorreaba de ellos. Pero puede que no sea así. El DRAE define el término pitorreo como una burla o una broma y tal parecería en el caso de que semejante afirmación hubiera sido dicha por otra persona. Pero no es el caso. La frase fue suya y la dijo ante varias cámaras de televisión en ocasión de una rueda de prensa celebrada en Bruselas. Cumple pues, tomarse en serio la proclama porque lo más probable es que Pedro Sánchez esté convencido de que, efectivamente, en sus actuaciones políticas -lo que dice y lo que hace- está guiado por la verdad.
Las reiteradas ocasiones, en las que se tiene constancia de que no ha dicho la verdad, vamos, que ha mentido a sabiendas de que estaba diciendo lo contrario de lo que pensaba hacer y lo hacía con la clara intención de engañar, él no las reconoce. Ha llegado a decir que no es que mienta, es que sencillamente cambia de opinión.
Llegados a este punto se manifiesta con inquietante perfil un problema: Pedro Sánchez no distingue entre lo que está bien -decir la verdad- y lo que está mal: mentir. Digo que es un problema porque, dado que es el presidente del Gobierno, es del todo punto rechazable el daltonismo moral que delata su tendencia al engaño. Sobran los ejemplos. Desde las reiteradas proclamas negando que pactaría con Bildu, o que no habría indultos; que se comprometía a traer a Puigdemont para que rindiera cuentas ante la Justicia; que no habría ley de Amnistía, etc. por no recordar aquella mentira lejana ya en el tiempo cuando decía que pactar con Podemos le quitaría el sueño pero acabó metiendo en el Gobierno a Pablo Iglesias. En el registro sicológico de personalidad es un caso de mitomanía que llama la atención porque todo el país sabe que tiene tendencia a mentir pero todo indica que él cree que no es así y por eso dice que lo suyo es hacer de la verdad su forma de hacer política. En resumen: tenemos un problema.