La magia del Bernabéu es indescriptible porque, efectivamente, es magia. Los mejores ilusionistas de la historia jamás explicaron sus trucos, lo va a hacer el Real Madrid… Un espectador ve la primera parte, entra en coma y 20 años después ve la segunda. Y el truco tiene explicación: son dos equipos, dice, porque hace 20 años, dice, el Dortmund era superior al Madrid y hoy los hijos de aquellos le han dado la vuelta a la tortilla. Con la complicidad involuntaria de un Sahin que tocó todas las teclas mal, el cuadro merengue de Vinícius convirtió un 0-2 en un 5-2, otro partido para la historia de la leyenda blanca en Europa, otra noche 'inexplicable', otra jornada de magia con miles de preguntas abiertas. El Real Madrid, rey indiscutible de los pequeños detalles en la más grande de las competiciones, aún sorprende.
Mal bayern
Es cierto: no es precisamente el mejor Bayern de la historia, pero lidera de la Bundesliga sin derrotas y con 24 goles a favor en siete encuentros. Kompany intenta diseñar otro martillo pilón y, en el camino, se encontró con un Barça que tiene a un gran diseñador de martillos: Hansi Flick roza la perfección en todas las decisiones tácticas que han transformado a un equipo decaído y melancólico en una máquina de ganar y golear. Sabiendo que no podría dominar al bloque bávaro, lo mató en las transiciones. El 4-1 final fue, tal vez, el exorcismo que el Barça necesitaba para desacomplejarse definitivamente en Europa: el 2-8 que el Bayern de Flick les endosó en 2020 no lo curaba ningún psicólogo; eso sí, nueve de cada 10 recomendaban golear al Bayern de vuelta.
El city y las 'palizas'
El Manchester City está aprendiendo a vivir sin Rodri. Hay menos fútbol y menos control, pero Guardiola siempre tiene ideas… y a veces consiste en acudir a lo primario en lugar de enrevesar conceptos. Teniendo al mejor 'nueve' del mundo, teniendo a extremos hábiles y a un mediapunta (Foden) que filtra y golea como pocos en el planeta, ¿para qué 'reinventar' el fútbol? Logró un 5-0 sobre el Sparta de Praga con una formidable naturalidad. Un resultado que empieza a 'escamar' a algunos aficionados: es el undécimo partido (de 54 que llevamos) que se resuelve por más de cuatro dianas de diferencia. El año pasado, en los 125 disputados, solo cuatro tuvieron esa diferencia. Este formato trae más gol (lo que es bueno) y más diferencia entre grandes y modestos (lo que no es tan bueno) porque, hasta que no le cojan 'el truco' a la nueva competición, prefieren ir a piñón desde el primer día.
Bien Francia
¿Y si Francia, a base de intentar tumbar al PSG por todos los medios, está creando una Liga mucho más competitiva de lo que imaginamos? De los equipos de la Ligue 1 solo falló, precisamente, el gigante de Luis Enrique, que salvó un punto 'in extremis' ante el PSV (1-1). Pero ese mismo día el Mónaco (cuarto) devoró al Estrella Roja con un 5-1 y el gol en lo que llevamos de Champions (el zurriagazo de Singo a la escuadra desde 35 metros), y al día siguiente el Brest (quinto) impidió la marcha triunfal del Leverkusen (1-1) y estuvo a punto de sacarle la victoria en los últimos compases, y el Lille, que ya había ganado al Real Madrid en la segunda jornada, asaltó el Metropolitano con tres goles y esa dupla Zhegrova-David que va a dar que hablar. El fútbol galo, a veces denostado, es mucho más que «futbolistas negros y asimilados corriendo». Captan bien, son duros, rápidos y les mueve el 'odio' hacia un enemigo común que maneja millones… así que ellos tiran de imaginación. Y funciona.