El sistema del Alto Duero en materia de escasez comenzará el año hidrológico 2023-2024 en situación de «normalidad», tal y como informan desde la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), y del análisis de los datos históricos se deduce que, con unas aportaciones normales durante el primer semestre del próximo periodo, la próxima campaña de riego debería desarrollarse sin complicaciones.

De esta forma, en la actualidad, no solo está garantizado el cumplimiento del volumen mínimo establecido al término de la campaña, sino que la previsión existente permite aventurar que el embalse de la Cuerda del Pozo quedará con más de 100 hm3, muy por encima de los 78,9 hm3 del pasado año, aunque lejos de los 130 hm3 que constituye la media de los diez últimos años. Cabe puntualizar que, durante la campaña que finaliza, desde el sistema Alto Duero no se ha tenido que ceder agua a ningún otro.

Así, el volumen embalsado en la  Cuerda del Pozo (190,9 hm3) al comienzo de la campaña de riego se encontraba en una situación intermedia, claramente mejor que en el año pasado (157 hm3), aunque alejado de los valores que alcanza la media de la década en esa fecha. 

Sin embargo, dicho volumen avaló el desarrollo de una campaña normal tal y como se concluyó en la Junta de Explotación celebrada en el mes de marzo, en la cual, se aprobó proponer 65 hm3 como volumen final de embalse a 30 de septiembre y una asignación máxima de 6.000 m3/hectárea.

serie histórica. En cuanto a los datos de la serie histórica del pantano de la Cuerda del Pozo, hay que señalar que las menores aportaciones al embalse se produjeron en el año hidrológico 2001-2002 (60,7 hm3), y el peor periodo bianual tuvo lugar hace veinte años, entre el 2003 y el 2005, donde las aportaciones totales en dos años alcanzaron el valor de 178 hm3, es decir, no llegaron a los 90 hm3/año.

De esta forma, dichos valores se encuentran «muy lejos» de la media histórica, la cual supera los 180 hm3/año, así como de los 287 hm3 que se alcanzaron hace diez años en el periodo 2012-2013 o del máximo histórico con el que se comenzó este siglo (2000-2001), periodo en el que las aportaciones se aproximaron a los 440 hm3. Asimismo, otros años muy secos en el presente siglo XXI han sido el ya referido 2003-2004 (63 hm3), el 2011-2012 (65,8 hm3) y el año 2016-2017 (63,8 hm3).

En consonancia con lo expuesto, los peores datos sobre volumen embalsado en Cuerda del Pozo al término de la campaña de riego corresponden a los años 2005 (45 hm3), 2006 (55 hm3), 2012 (70 hm3), 2017 (62 hm3) y, de forma más reciente, el año pasado 2022 (78,7 hm3).

En este contexto, se concluye que el volumen almacenado en la Cuerda del Pozo al final de septiembre es uno de los mejores indicadores para evaluar la situación del sistema del Alto Duero y las expectativas de la próxima campaña de riego.

«En cualquier caso, los valores comentados se encuentran todavía alejados del valor que se considera como reserva mínima, que se establece en el Plan Especial de la Sequía (30 hm3), y que se considera un mínimo para poder garantizar el abastecimiento a las poblaciones, durante un periodo superior a los seis meses», puntualizan desde la CHD.

En definitiva, la sucesión de dos años secos «no ha condicionado» el desarrollo de la campaña de riego y va a comenzar el próximo año hidrológico con «expectativas razonables y favorables» de cara al futuro, «aunque a todos nos hubiera gustado que el embalse hubiera quedado más próximo a los 130 hm3» que constituye la media del periodo de referencia.

El año hidrológico en la Cuenca del Duero cerrará con los embalses al 31,7% de su capacidad, si bien la Cuerda del Pozo está al 41,6% (al 32% hace un año), aunque sigue sufriendo los efectos de la sequía y se mantiene alejado de los valores habituales para esta época del año (52,7%).