Algo se mueve, y más que se va a mover, en torno al tema de la inmigración, pese al decepcionante resultado del debate parlamentario convocado este miércoles para tratar sobre este tema -se habló de casi todo más que de inmigración-: Europa está finalmente concernida, y buena muestra es la 'cumbre' de ministros de Interior de la UE celebrada este jueves en Luxemburgo y el Consejo Europeo que, de manera prácticamente monográfica, debatirá sobre la cuestión la semana próxima.
Creo que el Gobierno español ha de procurar por todos los medios acabar con un problema lacerante, de lesa inhumanidad y, además, perjudicial para el futuro económico y social del país, que necesita cubrir muchos puestos de trabajo que los nacionales no quieren desempeñar. Confiaba en que el presidente Sánchez, en su intervención parlamentaria del pasado martes, además de fustigar al PP, hubiese fijado una fecha concreta para esa Conferencia de Presidentes Autonómicos que ahora, tal y como están las cosas, debería dedicarse más a las migraciones que a otras cuestiones sin duda también importantes, como la regulación de la vivienda o equilibrar la financiación autonómica, que esa es otra.
Este viernes, Sánchez será recibido en El Vaticano por el Papa Francisco, que en muchas ocasiones ha mostrado su dolor ante la tragedia de que el fondo del mar esté sembrado de cuerpos de desventurados que desesperadamente intentaban llegar a una vida mejor. En alguna ocasión hemos escuchado en ámbitos vaticanos el deseo de Su Santidad de visitar Canarias, donde la situación por la llegada de inmigrantes de manera totalmente incontrolada es cuando menos explosiva. Ignoro si Sánchez piensa hacerlo, pero sería una buena ocasión para invitar oficialmente al Sumo Pontífice a visitar el archipiélago canario, de manera especial la isla del Hierro. Tal vez así el mundo entero tome conciencia de la tragedia que allí se está incubando.
Porque inmigrantes, se pongan los Estados de la UE como se pongan, seguirán llegando. Y, digan lo que digan esos populistas que no quieren ver a un subsahariano ni en fotografía, seguirán siéndonos necesarios, laboral, moral e históricamente, porque la Historia de la humanidad es la de las migraciones. Y a los inmigrantes, con las regulaciones precisas, seguiremos recibiéndolos, guste o no a determinados extremismos, y seguiremos caminando hacia esas previsiones que aseguran que, dentro de veinte años, quizá la cuarta parte de la población española no habrá nacido en España. Invite al Papa, presidente.