La Autovía del Duero (A-11) «es la obra de carretera más importante del próximo año en España, todos los tramos estarán en servicio o en obras en esta legislatura», asegura el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente. Asimismo, adelanta que el tramo Langa-Aranda se licitará en el último Consejo de Ministros de 2023 y contará con una inversión de 212 millones de euros para estos más de 22 kilómetros que han registrado un retraso tras otro. Es el último tramo que queda de la infraestructura en Soria, a falta de la conexión La Mallona (A-11)-Los rábanos (A-15), de 20 kilómetros de distancia y cuyo proyecto caducado está pendiente de actualización.
En Valladolid aún quedan los tramos Castrillo de la Vega-Quintanilla de Arriba Oeste, de 42,6 kilómetros, con el proyecto terminado y obras pendientes de licitación; Quintanilla de Arriba Oeste-Olivares de Duero, de 14,5 kilómetros, actualmente en obras y que abrirá a finales de 2025; y el tramo Olivares de Duero-Tudela de Duero Este, de 20,2 kilómetros, también en obras y con el mismo plazo de apertura previsto.
reclamaciones. La valoración del alcalde de Langa de Duero, Iván Andrés, es «más que buena», pero añade que «más vale pájaro en mano que ciento volando, como dice el refrán». «Cuando lo vea me lo empezaré a creer, no la licitación, sino la ejecución, porque llevamos tanto tiempo con falsas promesas que yo creo que lo que se cumple es lo que realmente se hace y no lo que se queda en el limbo», insiste. Este alcalde asegura llevar repitiendo mucho tiempo, en cada declaración y entrevista, que «es un tramo conflictivo y peligroso por el intenso tráfico y las especies cinegéticas al que mucha gente de Langa se expone cada día». Pero también destaca la importancia del enlace a Aranda, para ir a Valladolid, Madrid, Burgos...
«Esperemos que se cumpla y esté licitada antes de finalizar el año. Cuanto menos haya que esperar mejor y ojalá se cumpla eso que decían de que en 2027 estará ejecutada», añade Iván Andrés haciendo hincapié en los beneficios para la zona, sobre todo la conexión «ya completa» con Valladolid, que tiene «un tráfico superentorpecido y sin fluidez». «Cualquiera que circule por esa carretera habitualmente sabe de primera mano que es un tostón. Ir a Valladolid cuesta casi una vida porque se sufre, no digo el que vaya por hobby, sino el que lo haga por salud o por trabajo», señala soliviantado. Confía en que Óscar Puente, «al ser de la tierra, pueda trabajar para que la A-11 sea una realidad cuanto antes». «Sería el primero en felicitarlo y mira que no compartimos colores políticos, pero sí un sentir para que la autovía esté terminada y sea una realidad para todos», concluye.
En San Esteban de Gormaz, el alcalde, Luis Ángel Martín Celma, destaca que «todo lo que sea avanzar está bien, pero que sea lo más rápido posible» porque viajar de noche y a determinadas horas por este tramo Langa-Aranda es «peligroso». «La unión San Esteban-Aranda y San Esteban-Valladolid es fundamental, igual que el tramo San Esteban-Soria, por donde ahora da gusto ir», insiste este primer edil, añadiendo ese refuerzo al área industrial que podría suponer, con una conexión más rápida y cómoda para las empresas.
Daniel García, primer teniente de alcalde de esta misma localidad, cree que la licitación del tramo es «una buena noticia» porque San Esteban puede ser «un punto referente en logística», bien conectado con Aranda, Burgos, Valladolid, Madrid, Soria, Zaragoza, Logroño... Esta vía facilitaría la atracción empresarial por el acercamiento a focos industriales, pero apuesta más por poner el foco en «la seguridad de las personas», consiguiendo «una alternativa al trazado actual de la N-122, que atraviesa el pueblo y que es superpeligroso, porque ha habido bastantes accidentes». Así, recuerda el atropello esta misma semana a una mujer de 80 años en la avenida de Valladolid, «muy querida y presidenta de la asociación de jubilados y pensionistas, que cruzaba por el paso de cebra y un coche se la llevó». Por eso, trabajan en un Plan de Movilidad para solicitar al Gobierno que la carretera no atraviese el pueblo, además de en una solución para el puente románico, que «se está hundiendo».