Coto a la siniestralidad. Ese es el objetivo número uno de la Dirección General de Tráfico (DGT) para intentar acercarse lo más posible a la accidentalidad cero o, al menos, reducirla hasta un 50 por ciento en un horizonte de un lustro, hasta 2030. Máxime en un año que lejos de disminuir los accidentes de tráfico han aumentado, sobre todo a causa del alcohol.
Las últimas cifras de Tráfico relativas a los primeros nueve meses del año revelan un crecimiento del cinco por ciento respecto al mismo período del año anterior. En este tiempo, 880 personas han muerto en las vías nacionales frente a las 1.145 de todo 2023.
Durante los meses estivales, que es el momento del año en el que se producen la mayor parte de los desplazamientos, tuvieron lugar menos siniestros que en el verano del año pasado, sin embargo, las personas fallecidas aumentaron, de 238 a 241 en julio y agosto.
Un ejercicio más, Andalucía, Castilla y León y la Comunidad de Madrid se llevan la palma en el número de fallecidos, mientras La Rioja, Ceuta y Melilla registran cero muertos.
Ante esta situación, la DGT se ha puesto manos a la obra para intentar reducir a toda costa el alto número de siniestros y de víctimas mortales. Para Tráfico, hasta un solo fallecido en las carreteras es una mala noticia, por eso intenta una y otra vez actualizar las normas y las leyes -y también endurecerlas- para rebajar estas dramáticas cifras.
Además de las novedades ya presentadas en su momento sobre movilidad de vehículos particulares y de emergencia en situaciones inusuales como la conducción con tiempo adverso o en retenciones, anunciadas para el próximo año, la DGT también ha propuesto otras iniciativas aún no aprobadas y que tienen relación con una mayor vigilancia y menor permisividad con el alcohol, los mayores al volante o determinadas enfermedades y su influencia en la conducción.
Nueva tasa máxima de alcohol
Las cifras no engañan y demuestran que de los 862 conductores fallecidos el año pasado y sometidos a autopsia y análisis toxicológico, más de la mitad -concretamente el 53,6 por ciento- dieron positivo en alcohol, drogas o psicofármacos, según datos de la Dirección General de Tráfico.
Ante esta situación, la DGT está estudiando modificar el límite de la tasa de alcohol permitida al volante, para que esta sea prácticamente nula. La propuesta de Tráfico es reducir el máximo permitido de 0,5 gramos por litro en sangre a 0,2, o lo que es lo mismo de 0,25 miligramos en aire aspirado a 0,1. Este cambio busca alinearse con las normativas de seguridad vial de otros países europeos con bajas tasas de siniestralidad, como Suecia, Dinamarca y Alemania.
El objetivo principal de esta reforma es reducir aún más los accidentes de tráfico relacionados con el alcohol, un factor presente en más de la mitad de los accidentes graves y mortales, y actualmente segunda causa de siniestralidad con fallecidos.
En esta línea, el pasado jueves, la gran mayoría de grupos del Congreso respaldó rebajar la actual tasa de 0,5 gramos por litro en sangre a 0,2.
La intención de la DGT es iniciar los trámites para poner en marcha cuanto antes esta iniciativa y superar así la idea extendida de que el consumo moderado es aceptable. Sin embargo, todo indica que esta rebaja no será efectiva hasta 2025, ya que requiere una modificación del Reglamento de Circulación y un cambio del articulado de la Ley de Seguridad Vial,
Los expertos consideran que con la nueva tasa propuesta, bastaría una cerveza o una copa de vino para superar el límite permitido.
La retirada del permiso
La lucha contra el alcohol al volante es absoluta y por todos lo frentes. La Dirección General de Tráfico quiere evitar por todos los medios que personas diagnosticadas de alcoholismo cojan el coche y por eso está estudiando, junto con el Ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas, una medida que impida que este colectivo esté en la carretera hasta que no se encuentre rehabilitado.
Para llevar a cabo esta medida, la DGT plantea, por un lado, que la autoridad sanitaria detecte una adicción, pero, por otro, que se trate de un automovilista reincidente con varios positivos. Tráfico entenderá que la persona podrá volver a conducir y recuperar su carné cuando esté completamente rehabilitado y así quede atestiguado.
Pero ya existen antecedentes legislativos sobre esta posibilidad, como se detalla en el Reglamento de Conductores, que indica que «tener abuso o dependencia supone haber perdido las aptitudes psicofísicas exigidas para conducir».
En este sentido, las autoridades admiten que si durante el proceso de renovación del permiso de conducir se detecta una adicción al alcohol, no se debería renovar el carné.
La novedad de esta nueva aportación que pone encima de la mesa la DGT es el hecho de introducir al problema un componente de salud pública, al tiempo que destaca que aunque existe una acción punitiva, también explora un enfoque rehabilitador hacia la persona que tiene una adicción.
Sobre cuándo podría ponerse en marcha este proyecto, el director del Observatorio de Seguridad Vial, Álvaro Gómez, afirmó que «a medio y largo plazo, porque hay que hacerlo con las comunidades autónomas», destacó. Además, detalló que los centros de reconocimiento de conductores tienen herramientas específicas para detectar adicciones.
Los conductores sénior
Con el paso de los años, las facultades de las personas se resienten. Es un hecho que los reflejos, la vista y el oído o la atención no responden igual que tiempo atrás. Además, se da la circunstancia de que esos cambios no se producen de una forma brusca, de un día para otro, sino de manera progresiva, casi sin que la persona y su entorno se dé cuenta.
Si bien la normativa es muy estricta a la hora de establecer la edad mínima para obtener el carné y conducir, no existe un límite máximo fijado para dejar de hacerlo, por lo que cualquier persona mayor de 18 años puede transitar con un vehículo si dispone de permiso. Y en ese sentido, también se ratificó hace unos días el propio director de la Dirección General de Tráfico, Pere Navarro, que indicó que «nadie va a prohibir a nadir conducir por edad».
Sin embargo, sí se decidió controlar con mayor regularidad las facultades físicas y psíquicas de las personas mayores de 65 años para conducir. Para ello, la DGT decidió en 2022 que este colectivo renueve el carné cada cinco años en lugar de los habituales 10 años para los menores de esa edad. Lo que se pretende con esta medida es aumentar la frecuencia de las revisiones médicas y de aptitud para que seguir llevando un coche sea seguro para todos.
Las estadísticas muestran que los sénior tienen menos accidentes con lesionados, en parte gracias a su experiencia y a que suelen conducir menos kilómetros, pero también son más vulnerables en caso de sufrir un siniestro, y su riesgo de fallecer en un accidente es mayor. Según datos de la Fundación Mapfre, los conductores mayores de 74 años tienen la tasa de mortalidad en accidentes de tráfico más alta, con 5,3 fallecidos por cada 100.000 conductores.
Patologías y medicamentos
El Reglamento de Circulación es claro a la hora de indicar qué personas no son aptas y están incapacitadas para conducir y cuáles pueden obtener una licencia extraordinaria con condiciones restrictivas.
En estos supuestos, Tráfico se remite a las pruebas de aptitud psicofísica que son obligatorias para acceder al carné de conducir por primera vez o para renovarlo y el usuario debe comunicar si padece alguna enfermedad y de qué tipo.
Así y por regla general, desde los 18 años y hasta los 65 años, si no existen enfermedades crónicas, los conductores deberán sustituir el permiso cada 10 años; y a partir de los 65 años, cada cinco años. Sin embargo, los tiempos pueden verse reducidos si se padece algún tipo de enfermedad y en algunos casos también tienen que ver con tratamientos administrados en el pasado.
En este sentido, la DGT considera imprescindible presentar un informe favorable del médico especialista para poder renovar el documento en el caso, por ejemplo, de dolencias cardíacas, portadores de marcapasos o infarto agudo.
En este sentido, son falsos ciertos mensajes que han aparecido en las redes sociales sobre un listado que habría publicado la DGT el pasado mes en el que se incluían 35 enfermedades concretas que impedirían obtener o renovar el permiso a partir de 2025.
Respecto a los medicamentos, Tráfico detalla que la toma de determinados fármacos se traduce en un aumento del número de accidentes. Por ello, recuerda que los conductores deben leer atentamente el prospecto de los preparados que ingieren, especialmente de aquellos que llevan un símbolo donde aparece un coche dentro de un triángulo -marca que indica que el compuesto afecta a la capacidad al volante-.