Manuel Juliá

EL TIEMPO Y LOS DADOS

Manuel Juliá

Periodista y escritor


La destrucción o el amor

05/02/2024

El título es de Vicente Alexandre, poeta hundido en una injusta desmemoria. No olvidaré cuando fui a su casa, en la calle Wellingtonia, a entregarle la revista Poesía Hispánica en la que publicaban un poema mío de homenaje. Y qué grande fue mi sorpresa cuando se me invitó a pasar y que se la entregara yo mismo. Entré nervioso y cuando lo vi un brío de dulzura tembló mi pecho. Leyó el poema y me hizo un gesto de gratitud y aprobación. Luego, hablamos 15 minutos del volcán de luz y belleza que habita su obra. Al irme me dijo que diera recuerdos a José García Nieto, el director de la revista, mi mentor. Esos 15 minutos jamás los olvidaré en mi vida.
El título me viene al observar las dudas existencialistas que tiene El Sinn Féin, antiguo brazo político del IRA, que gobierna en Irlanda del Norte. Debido a la progresiva secularización, y a los cambios demográficos, los unionistas protestantes ya no mandan, y por gracia o desgracia de esas carambolas electorales, los herederos del terrorismo, diríamos aquí, mandan. Tienen un dilema, al igual que ocurre con el independentismo catalán. Necesitan que su gobierno funcione para consolidar su voto, pero eso rompe su objetivo último, que no es otro que la reunificación. Si el Estado que pretenden destruir funciona qué razón hay para destruirlo. 
El independentismo necesita vender un mundo mejor basado en la destrucción del presente. Al final del sufrimiento espera la Arcadia feliz. Por ello, que el Estado funcione bien les ahoga el negocio. Si dentro de esta España plural, una Cataluña libre de ensoñaciones absurdas va bien, qué necesidad hay de esa apuesta de incierto futuro. Si marean y marean su ideal mientras su sociedad se deprecia, pierden votos, y si funciona participar del Estado y mejora el vivir de los catalanes a qué la independencia, un órdago de nadie sabe qué, ni nadie sabe cómo. Ya pasó el tiempo de la grandilocuencia. Mientras gastaban en «embajadas» para difundir la república catalana, no realizaban las inversiones en infraestructuras hidráulicas necesarias, y ahora la sequía lo pone en evidencia. En 2009, planificaron dos desalinizadoras pero jamás se construyeron. 
La solidaridad regional les va a llevar agua desde Valencia, donde sí primó el interés público sobre las ensoñaciones tribales. O sea, que funcione bien el Estado es la mejor medicina contra el independentismo. Por ello, Borrás quiere que se apruebe una amnistía inconstitucional, para que haya un enfrentamiento de poderes del Estado... En ese caos ve posible el camino hacia la independencia. Pero mejor es en esta vida ondear el amor que la destrucción. Como dice Alexandre, «la realidad vive / en el fondo de un beso dormido, / donde las mariposas no se atreven a volar / por no mover el aire tan quieto como el amor».