El jefe del Estado, que se encuentra de viaje oficial en Jordania, cerca, muy cerca, del polvorín y las matanzas de Israel en el Líbano vecino, tratará con su homólogo del problema de los refugiados palestinos que, por miles, huyen de Cisjordania y los que pueden de Gaza.
Pese a que, por los riesgos, se ha acortado la duración del viaje y lo ha hecho el solo, su presencia es una forma de demostrará la solidaridad europea en un conflicto donde la UE tiene poca o nula capacidad de mediación.
Por tanto, este viaje al exterior tiene mucha más relevancia que la negativa mejicana a que asistiera a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum como nueva presidenta. La estupida reclamación de que el Rey pidiera perdón por los desmanes de la conquista de América, quinientos años después, forma parte de la retórica populista de López Obrador.
Precisamente Felipe VI, que esta semana pasada acudió a Trujillo, cuna De Francisco Pizarro, para un encuentro de las Academias Hispanoamericanas de la Historia, hizo un alegato a la hermandad de España con América Latina sin ocultar "discrepancias inevitables" que deben solventarse "desde el respeto y la amistad". Brillante respuesta a un conflicto impostado por el que no va a pedir perdón ni en su nombre ni en el de los españoles del siglo XXI que nada tenemos que ver con esos episodios.
Para que quedara más claro, hizo también referencia a los académicos allí reunidos, de los que alabó sus debates libres de prejuicios. Precisamente, antes de su viaje a Jordania, recordó que ante los grandes "desafíos globales" las relaciones entre los Estados deben centrarse en el presente para "alcanzar respuestas pragmáticas".
Verde y con asas: dejémonos de lamentar la historia e intentemos que los errores del pasado no vuelvan a repetirse para salvaguardar a la humanidad actual. Y, sobre todo, apostemos por dejar un mundo sin guerras a las nuevas generaciones. Carmen Iglesias, directora de la Academia española, corroboró la nula necesidad de pedir perdón, alegando que "la culpabilidad total de un país es tan falsa como la estimación de un mérito colectivo".
Y todo esto ocurre cuando Felipe VI padece otra semana de filtraciones de fotos y conversaciones de su padre con su antigua amante Barbara Rey. Las televisiones llenan su programación de debates y especulaciones sobre la citada relación y, desde la familia de la vedette, se amenaza con más revelaciones. Se conoce también que el Emérito ha creado una fundación para dejar en herencia a sus dos hijas su enorme patrimonio.
¡Vaya papelón que le ha dejado en herencia, por contra, a su hijo Felipe VI, obligado a remontar el deterioro de la imagen de la institución!